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Maite
Molino 1914
Soy peregrina. He descansado en el paraíso de Catalina. Lo que me ha dado es impagable. Le dedico esta poesía con el permiso de Begoña Abad.
"No estaba, nunca lo estuvo,
en mi naturaleza, ser invisible,
atarme callada a la hilera
de mujeres que rezan mantras
para no saber qué hay de verdad
en lo que les contaron de niñas.
Quién decidió para mí otro lugar,
qué extraña combinación de qué
me sembró, en las hileras rectas
que me tenían ya labradas,
un temblor tras otro, irregulares
maneras de brotar en la tierra.
Creyeron que sería sauce llorón
y amanecí, de la noche a la mañana,
roble de día, chopera de verano y,
alguna noche que otra, olivo en Getsemaní."
"No estaba, nunca lo estuvo,
en mi naturaleza, ser invisible,
atarme callada a la hilera
de mujeres que rezan mantras
para no saber qué hay de verdad
en lo que les contaron de niñas.
Quién decidió para mí otro lugar,
qué extraña combinación de qué
me sembró, en las hileras rectas
que me tenían ya labradas,
un temblor tras otro, irregulares
maneras de brotar en la tierra.
Creyeron que sería sauce llorón
y amanecí, de la noche a la mañana,
roble de día, chopera de verano y,
alguna noche que otra, olivo en Getsemaní."