Los tesoros del valle de Roncal

11 Sep 2012 Beatriz Rodríguez Sin Comentarios

Navarra puede presumir de disponer de algunos de los paisajes más hermosos de la Península. Hay un rincón en el que antiguas tradiciones, gastronomía y naturaleza han dejado huella: el Valle de Roncal. Las aguas del río Esca discurren por este valle que alberga los pueblos de Burgui, Garde, Isaba, Vidángoz, Roncal, Urzainqui y Uxtárroz. Unos pueblos únicos que se caracterizan por sus calles empedradas y sus tejados inclinados. Esta tierra ofrece muchísimas posibilidades al visitante, tantas que solo podremos mencionar algunos de sus valiosos tesoros.

El Valle de Roncal (Navarra)

Los amantes de los deportes de montaña podrán aprovecharse del valle de Belagua, el ecosistema más relevante del valle de Roncal y unos de los emplazamientos morfológicos kársticos más impresionantes de Europa. Senderismo, descenso de barrancos, esquí de fondo, parapente, raquetas de nieve, alpinismo, travesías de montaña, escalada, espeleología… Hay para todos los gustos.

Aunque el valle en sí es un monumento natural, en Burgui puede apreciarse el fenómeno conocido como foces: unas gargantas excavadas en la roca por efecto del agua. También puede disfrutarse de la Mesa de los Tres Reyes, la cumbre más alta de Navarra, el embalse de Yesa y la Reserva Natural de Larra, que incluye la Reserva Integral de Urkedi.

Entre las obras del ser humano, cabe destacar el dolmen de Arrako, monumento funerario rodeado por un crómlech, en el valle de Belagua; el Monasterio de San Salvador de Leire, edificado entre los siglos XI y XIV, en Yesa, en el que destacan la cripta románica y la puerta Speciosa, un pórtico románico del siglo XII.  En él, hay una ruta de senderismo fantástica que se puede hacer por la sierra de Leyre. A menos de 10 kilómetros de Yesa, se encuentra el castillo de Javier, de los siglos X y XI.

Como ya hemos dicho, la tradición es un aspecto importante en esta zona. El Centro Etnográfico de Isaba honra a las alpargateras que se desplazaban a Mauleón de otoño a primavera y cuya indumentaria negra y su característico taburete blanco les valió el apelativo de ‘golondrinas’. Por su parte, Burgui homenajea un oficio que dejó de ejercerse a mediados del siglo pasado con la construcción del Pantano de Yesa: el de almadiero. Los almadieros transportaban los troncos talados, con los que construían una balsa (una almadía) que servía para desplazarlos (y desplazarse sobre ellos) por el río. Cada primavera Burgui celebra el Día de la Almadía, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, y varias embarcaciones descienden por el río hasta el salto de la presa, próxima a un hermoso puente medieval.

Otro festejo singular es el Tributo de las Tres Vacas, considerado el más antiguo de Europa. Entre los valles de Roncal y Baretous (Francia), en la piedra de San Martín, se reúnen cada 13 de julio desde 1375 roncaleses y bearneses con sus trajes típicos. La tradición se remonta a una sentencia arbitral que obligó a los segundos al pago perpetuo de tres reses por el aprovechamiento de los pastos roncaleses. Al parecer, ya se hacía en el año 125 a.C., pero en el siglo XIV dejó de llevarse a cabo, con diversos enfrentamientos como consecuencia, motivo por el cual se dictó la sentencia mencionada.

Al principio hemos hablado de gastronomía, ¿verdad? Apunta: prohibido volver a casa sin un queso, con Denominación de Origen Roncal, bajo el brazo.

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