Jardines que inspiran

15 Ago 2012 Beatriz del Río Sin Comentarios

Si no encuentras tu musa, te recomendamos dar un paseo por alguno de estos jardines que seguro te devolverán la inspiración para continuar apreciando las alegrías de la vida.

Los Jardines del Campo del Moro se sitúan en las inmediaciones del Palacio Real, antes de llegar al río Manzanares. Ha sido declarado bien de interés histórico-artístico. Su nombre se debe al asentamiento del ejército musulmán durante el asedio de Madrid entre 1100 y 1200. Sin embargo, no es hasta finales del siglo XIX cuando se termina de construir. Aún así, durante años fue escenario de cacerías, combates y otros torneos. Extraña que su ubicación, en pleno centro de la capital, pueda encontrarse tanta paz y armonía. De hecho, se observan diversas especies de aves que revolotean de árbol en árbol canturreando y transportándonos a un lugar muy lejos del ajetreo de la ciudad. También se encuentran patos, cisnes y ¡hasta pavos reales! En su parte más alta, encontramos la Fuente de los Tritones, que data del siglo XVI, convirtiéndose en la fuente más antigua de la Comunidad de Madrid. Pero, ¿qué sería de este histórico Parque sin leyendas de amor? Se cuenta que un enamorado fantasma, al que el “moro” le arrebató su amada, vaga por los caminos del parque apareciéndose a las mujeres en busca de amor. Junto a la Plaza de Oriente y los Jardines de Sabatini conforman un espacio que merece mucho la pena conocer.

Jardines del Campo del Moro

El Patio de los Naranjos se sitúa en Córdoba, junto a la Mezquita Catedral. Su origen se remonta al año 786 y su nombre se debe a los 98 naranjos que se plantaron en hilera en el siglo XVIII. La misión inicial de este patio tenía carácter religioso, aunque se dice que sus galerías se utilizaban como escuelas para los niños musulmanes. En la época cristiana, estas galerías se empleaban como hospital y orfanato al mismo tiempo. El Patio de los Naranjos fue reformado en el siglo XIX, aunque se respetó su apariencia original.

El Parque del Capricho es el gran desconocido de Madrid. Aunque una vez lo descubres, quedas tan impresionado que regresas. ¿Por qué? Es el único parque de la Comunidad de Madrid, que pertenece al Romanticismo. La duquesa de Osuna, una de las nobles más distinguidas de la época, mandó su construcción en 1787. No obstante, murió sin ver su “capricho” terminado, 52 años después. Cuenta con un laberinto de arbustos, una ermita, un palacete, un salón de baile, varias plazas y estanques donde albergan cisnes y patos. Una estampa preciosa, donde las agujas del reloj parecen haberse detenido. El Parque del Capricho ha sido declarado Bien de Interés Cultural y se encuentra a las afueras del centro de Madrid, en el barrio de Alameda de Osuna. Sólo abre al público los fines de semana.

Hasta aquí, nuestro repaso por tres jardines donde disfrutar del entorno es un placer.

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