Juanlu Dorado de Ruralpedia: Hay que trabajar duro para que muchos pueblos dejen de morir y vuelvan a tener una oportunidad en el futuro

18 Oct 2019 Henar Gómez 1 Comentario

¿Cómo surge la idea de Ruralpedia? ¿Qué se está haciendo con este proyecto para ayudar a repoblar la España rural?

Ruralpedia surge de cinco años de trabajo en una zona como Los Pedroches con bluebird comunicación junto a mi compañera, la periodista Pilar Cámara. Se trata de una agencia con la que hemos realizado distintas labores periodísticas y de comunicación, trabajando con ayuntamientos, instituciones, empresas, asociaciones y cubriendo eventos en la zona norte de Córdoba. En todo este tiempo hemos detectado una serie de necesidades que son comunes en toda la España rural y a las que queremos dar una respuesta desde el periodismo.

Al frente del proyecto estoy yo, Juanlu Dorado, periodista, enamorado de su tierra y de la comunicación. Y con Ruralpedia ponemos a disposición de la gente una herramienta que, a través del periodismo, quiere ejercer de altavoz de las muchas iniciativas que se están llevando a cabo desde las muchas zonas rurales de nuestro país. Para eso vamos a realizar un trabajo profundamente periodístico con reportajes, entrevistas y seguimiento de eventos.

Nos gustaría convertirnos en un altavoz de esa España vacía, vaciada o por llenar, como nos dijo hace poco una de las primeras entrevistadas en Ruralpedia. Es un pequeño granito de arena dentro de lo mucho que hay que hacer para que haya futuro en las zonas rurales de nuestro país, pero creemos en ello y también en crear comunidad, en unir territorios para sacar proyectos comunes. Ese es el camino.

¿Cuál o cuáles son los problemas de la España vacía? ¿Qué soluciones propones para conseguir repoblarla y que haya vida en los pueblos rurales?

Para mí son tres: no hay trabajo, no hay dinero y no hay el mismo acceso a los recursos en las ciudades. Ni más ni menos. Parecen sencillos, ¿verdad? Pues solucionarlos no debe ser cosa fácil. Al final, viendo todo lo que se genera en nuestras zonas rurales, vemos claro que están siendo las personas, las empresas o las asociaciones quienes están dando un paso al frente para construir opciones de futuro. Y eso deja claro que la administración pública está a otra cosa.

¿Qué papel deben tener las administraciones en la búsqueda de soluciones? Pues, por encima de todo, tratar a la España rural de manera específica, sabiendo que cada zona es un mundo aparte, con sus propios problemas, pero también con sus propias ventajas. El problema es que al mundo rural se le legisla desde la ciudad y, en ocasiones, con un profundo desconocimiento de lo que allí sucede. Se piensa que con asignar dinero o poner en marcha campañas pomposas van a arreglarse las cosas, pero la solución vendrá de algo mucho más profundo y trabajado. Hay que ir zona a zona, identificar las problemáticas, escuchar a la gente apegada al territorio y ponerse a trabajar.

Si se asientan unas bases, si se consigue fijar a más población al territorio, si se hace que los jóvenes vean su tierra como una opción de futuro y no solo como el lugar donde pasar los fines de semana o las vacaciones de verano, entonces se comenzará a avanzar. Pero queda mucho por hacer y, por desgracia, se ha perdido muchísimo tiempo.

¿La gente es consciente de los peligros medioambientales que esto supone?

La despoblación es uno de los grandes males que afrontan nuestras zonas rurales y eso, evidentemente, trae consigo muchísimos problemas y peligros, como pueden ser los medioambientales. Pero esto es consecuencia de lo que he comentado anteriormente: no hay dinero, no hay trabajo y no hay acceso a los recursos en igualdad de condiciones que en las zonas ciudades.

No obstante, mi experiencia me dice que el fenómeno de la despoblación, al igual que el resto de las problemáticas, hay que tratarla de una manera muy específica, casi pueblo a pueblo. Porque la despoblación existe en toda la España rural, pero no es lo mismo ni afecta igual en pueblos de Córdoba, por ejemplo, que en zonas de Castilla y León. Hay muchos matices que las diferencia y no se puede legislar igual para un lado que para otro.

La desaparición de los pueblos es un gran drama a todos los niveles: medioambiental, cultural, histórico… ¡Cuánto estamos perdiendo y no somos consciente de ello! Hay que trabajar duro para que muchos pueblos dejen de morir y vuelvan a tener una oportunidad en el futuro. Lo que sí veo es que muchas personas quieren defender su pueblo, su territorio, cuidarlo y revivirlo. Es la gente la que ha dado el paso y está haciendo cosas. Y eso hay que contarlo.

El turismo atrae riqueza, ¿cómo se puede fomentar en estas zonas?

En ocasiones puede parecer que el turismo es la panacea y la gran solución para las zonas rurales. También tiene mucho que ver con que es lo que se nos ha vendido: turismo rural, sostenible… pero mi pregunta es: ¿No debe haber otras prioridades? Evidentemente que el turismo es fundamental, pero, como en todo lo anterior que he comentado, hay que ir mirando zona a zona. Hay lugares que pueden tener un atractivo turístico muy importante, pero otros no, no lo tienen. Tendrán otras cosas, pero no la capacidad de atraer un turismo masivo. Por eso es importante tener en cuenta cómo es cada lugar y qué posibilidades reales tiene.

En este sentido, hablando de turismo, siempre hago una reflexión: ¿Por qué solo hay que pensar en atraer turistas de fuera? ¿Los de dentro conocen su propio territorio? Creo que muchas veces, en muchas comarcas o zonas de nuestro país, se pone el foco en atraer turista exterior, pero ¿y el interior? ¿Conoce una persona de un sitio A la oferta turística del sitio B que está a 40 kilómetros de su casa? Muchas veces, muchísimas, la respuesta es no. A lo mejor hay que fomentar primero ese turismo cercano, algo que ayudará a que la gente se identifique más con su tierra y sirva para poner las bases para ir haciendo posible una mayor oferta turística.

Y luego sí que me gustaría comentar lo importante que es crear comunidad, una oferta conjunta, por zonas. Es muy difícil que un pueblo pueda hacer la guerra en solitario en un mercado tan denso como es el turístico. Bueno, es imposible. Creo en la fuerza de las comarcas, de lo colectivo, de presentar un gran territorio como una grandísima oferta turística que sí puede competir contra otras opciones. Nuestras zonas rurales tienen que sumar, crear sinergias entre pueblos, entre empresas, entre colectivos… Solo así podremos crear futuro.

El mercado laboral en el mundo rural es uno de los principales problemas, ¿qué se puede hacer para solventarlo?

Al final siempre volvemos a lo mismo: esa falta de dinero, esa escasez de puestos de trabajo hace que la gente busque su futuro en otros lugares, lejos del territorio que los vio nacer. La respuesta fácil a esto sería: hay que crear más empleo. Claro. Pero yo no soy político y nunca me han convencido ese tipo de titulares. Luego hay algo que se debe tener muy en cuenta: hay que crear más empleo, sí, pero empleo de calidad.

Creo que es importante analizar bien cada zona, con sus especificidades, y conocer cuáles son sus fortalezas, sus posibilidades reales en el mercado real. Y luego apostar por el emprendimiento, por supuesto, pero sin convertirlo en la solución a todos los problemas. Aquí es donde juegan un papel fundamental las empresas. Son el motor. Y son conscientes de lo que les ha costado llegar hasta hoy, tras enfrentarse a muchísimos problemas y sobreviviendo, en muchas ocasiones, al hecho de estar en zonas con malas comunicaciones o difícil logística. Hay que proteger a las empresas del mundo rural. Mucho. Muchísimo. Solo así se conseguirá que sigan creando empleo.

Las personas más jóvenes, ¿son clave para conseguir este objetivo?

Gran pregunta. Y ojalá tener una respuesta sencilla. Lo primero y fundamental es hacer que los jóvenes, las niñas y los niños, se identifiquen con su tierra, con su territorio. Conozcan el lugar donde viven, a qué se dedican sus mayores, cuáles son sus tradiciones, su cultura… Esa identificación es clave. Muy importante. Vital. ¿Existe? Yo lo pongo en duda. En los colegios se habla de Historia: del mundo, de España, de Europa… pero ¿y la historia de tu pueblo? ¿De tu comarca? Creo que crear esa identificación es imprescindible para mirar hacia el futuro.

Pero todo esto que he dicho hasta ahora no es más que una parrafada si los jóvenes no tienen oportunidades para desarrollarse profesional y personalmente en su tierra. Por mucho que la adoren y la amen, si no tienen qué hacer, en qué trabajar… se irán. Y eso lo vemos día a día.

Luego está el tema de la educación. Habría que analizar si los jóvenes tienen delante una oferta educativa que les permita quedarse en su territorio y si esa formación está adaptada a trabajos que sean efectivos para desarrollarse en su lugar de origen. Especialmente los relacionados con el sector agroganadero, que es donde más se necesitan. En este sentido, soy consciente de que se está trabajando en ello, especialmente desde los Ciclos Formativos, pero hay mucho camino por recorrer.

Sobre la permanencia o no de los jóvenes en el mundo rural se asienta, evidentemente, gran parte de las esperanzas de futuro de las zonas rurales. Está claro que, junto a la población, el envejecimiento poblacional es una gran amenaza y la salida de la juventud no ayuda a ello en absoluto. Aquí, por ejemplo, podría venir a colación uno de los grandes retos, especialmente para el campo: el relevo generacional. Está claro que hay mucho que trabajar y remar para construir un futuro para nuestros jóvenes en la España rural.

Por otro lado, se habla del importante papel que tiene la mujer como emprendedora para que continúe la vida en estos pueblos, ¿cómo puede la mujer rural solventarlo?

La mujer siempre ha sido clave en la vida de los pueblos. Siempre. Y ahora lo será más que nunca. Recientemente acudimos a un evento en Villanueva de Córdoba llamado #MujerRuralCórdoba con motivo de la celebración del Día Internacional de las Mujeres Rurales. Y allí pudimos escuchar a muchas mujeres pioneras en sectores como el ganadero, el agrario o de la empresa.

Me llamó mucho la atención especialmente su compromiso comunitario y su espíritu cooperativista, especialmente en el sector agroganadero. Cómo creen en la unión junto con otras empresarias para crear proyectos en común, ayudarse, protegerse… Eso es clave para el mundo rural y la mujer va a jugar un papel fundamental no solo para un territorio concreto, sino para todo nuestro país.

Pero por mucho que la mujer sea emprendedora, que lo es, no irá a ningún sitio si no se la escucha. Por eso es importante ayudar a crear foros donde creen sinergias, donde pongan ideas en común. Estoy segurísimo de que de iniciativas así saldrán muchas ideas, proyectos y empresas vinculadas al territorio y que apuesten firmemente por un futuro en su tierra, en el mundo rural.

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