Denominaciones de origen, garantía de calidad

4 Sep 2013 Jennifer García Sin Comentarios

El mundo vitivinícola gusta. Y mucho. Lo hemos podido comprobar en las últimas semanas gracias al ciclo del vino que estamos llevando a cabo cada miércoles. Artículos relacionados con la enología, la vendimia y las catas están teniendo muy buena acogida entre nuestros lectores. Por eso hoy queremos continuar conociendo un poco más en profundidad este sector y animarte a que te conviertas en todo un experto vitivinícola.

Denominaciones de origen

Denominaciones de origen en España hay múltiples, pero sólo una tiene el privilegio de ser la primera del país. Fue allá por 1925 cuando los riojanos dotan a su producto de una identidad propia para frenar la preocupación existente sobre posibles imitaciones. Es entonces cuando se le concede al vino de la rioja una Denominación de Origen propia, concretamente el 6 de junio de 1925. A partir de ahí son infinitas las denominaciones de origen que han ido surgiendo.

Por comunidades, Castilla – La Mancha cuenta con 13 denominaciones (La Mancha, Almansa, Dehesa del Carrizal, Dominio de Valdepusa, Finca Elez, Jumilla, Manchuela, Mondéjar, Ribera del Júcar, Valdepeñas, Uclés, Pago Guijoso y Méntrida) que la convierten en la región que más tiene de toda la península. Le sigue Cataluña con 10 (Alella, Ampurdán-Costa Brava, Conca de Barberà, Costers del Segre, Montsant, Penedès, Pla de Bages, Priorato, Tarragona y Terra Alta). Para muchos el vino se ha convertido en motivo de peregrinación y acuden a las grandes extensiones de viñedo y bodegas a disfrutar en primera persona del crecimiento y elaboración de esta bebida. Hoteles como la Hospedería de los Parajes (Laguardia, Álava) te conceden la oportunidad de ver en vivo y en directo los lugares donde nacen las viñas. Aunque también puedes alojarte en Castilla – La Mancha o Cataluña y visitar las hectáreas y hectáreas de vides que verás en sus paisajes.

Pero, ¿qué tiene que tener un vino para que se le otorgue tal categoría?

En primer lugar, calidad. Cuando a un vino (o cualquier otro producto) se le concede tal distinción, el productor debe garantizar que conservará sus propiedades. En segundo lugar que se mantengan ciertos usos tradicionales en la producción (que siempre se use la misma uva, aditivos, tiempo en barrica…). A cambio, los productos resultantes obtienen un distintivo que los diferencia y convierte en únicos. Y es que aunque hayan pasado casi 90 años desde la primera Denominación de Origen, el objetivo sigue siendo el mismo: proteger el producto de posibles copias, de peor calidad y garantía, distinguiéndose así del resto de vinos.

En España actualmente hay alrededor de 1.000 hectáreas de viñedos, una cifra que se ha ido reduciendo progresivamente desde el 2008, cuando la cantidad ascendía a casi 1.200. Las diferentes políticas de la Unión Europea, la crisis, y la constante reducción del precio del vino ha provocado que cada año se arranquen decenas de hectáreas de viñedo, una cantidad que aumenta si hablamos en términos continentales. A pesar de esta reducción, España sigue ocupando el tercer puesto en la producción europea de vino durante la campaña de 2012 – 2013 con 33.500 hectolitros al año.

Una bebida que además de dejar buen sabor de boca a quienes la prueban, también se ha convertido en un “gancho” importante a la hora de atraer turistas a nuestro país. Los hoteles lo saben y ofrecen instalaciones en las que es posible disfrutar, más de cerca, de este apasionado mundo. ¿Te apuntas?

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