Combate el síndrome post-vacacional

5 Sep 2012 Beatriz Rodríguez Sin Comentarios

Septiembre ha comenzado con el ‘síndrome post-vacacional’ engrosando titulares: algunos sobre sus síntomas, otros aludiendo a que la crisis y las elevadas tasas de desempleo hacen que este año la ‘vuelta al curro’ se haga menos cuesta arriba y otros tratando de darnos consuelo con los puentes que nos esperan de aquí a 2013. He aquí un pequeño resumen y alguna propuesta para poner buena cara al cada vez más próximo final del verano:

Entre los síntomas más conocidos, se encuentran fatiga, somnolencia, cefaleas, falta de concentración y apetito, molestias estomacales e incluso ansiedad.

Volver a empezar...

Por suerte, hay algunos trucos para prevenirlo: darse un tiempo para recuperar el rendimiento en el trabajo, hacer actividades estimulantes todo el año, no volver el día antes de volver a incorporarse a la vida laboral…

Si esos consejos llegan tarde, no te preocupes, que aún hay soluciones: no renunciar todavía a las terrazas, renovar algunas prendas del vestuario, añadir un detalle a la decoración de la casa, preparar el próximo viaje (buscar nuevos destinos, preparar excursiones), disfrutar de la oferta cultural de la zona, hacer deporte o permitirse un tratamiento de belleza pueden ayudarnos a combatir el síndrome post-vacacional.

Y ahí va nuestra propuesta: planifica una escapada al campo, un fin de semana en algún lugar tranquilo o piensa dónde ir el próximo puente. Octubre y el puente del Pilar están más cerca de lo que parece, al igual que puente de Todos los Santos en noviembre, o el de la Constitución en diciembre. Seguro que ya encuentras alguna oferta interesante.

Otra opción es ir pensando en las vacaciones de Navidad, ya que anticiparse ayudará a que su preparación sea más relajada. Simplifica y empieza cuanto antes: puedes ir pensando en las cenas (tanto las caseras como los compromisos que corresponden a las fechas) o presupuesto. Así podrás reservar tiempo para ti y para los tuyos cuando se aproxime la locura navideña.

Y, sobre todo, mucho buen humor y paciencia, que este mal no dura más de dos semanas.

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Publicado en Viajeros

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