Cigarrales toledanos: encanto, elegancia e historia, todo en uno

1 Feb 2013 Jennifer García Sin Comentarios

Sabrás de la existencia de las masías en Cataluña y los pazos de Galicia. Pero seguro que desconoces las construcciones tradicionales e históricas de Toledo. Los cigarrales pasan desapercibidos entre la vegetación y llegan incluso a camuflarse en el paisaje que lo rodea. Pero cuando los descubres, no puedes evitar sentir una especial atracción hacia ellos. Su majestuosidad y los siglos de historia que los avalan, los convierten en punto de atención de todo lo que les rodea.

El rio Tajo es el principal responsable del encanto que desprenden. Sin quererlo es el encargado de otorgar a estos lugares esa sensación de tranquilidad que los caracteriza, separando el casco antiguo, de las colinas que acogen estas majestuosas edificaciones.

Su construcción es toda una verdadera obra de arte. Cimentadas hace siglos, aún hoy conservan el encanto que las caracterizó y que enamoró a la alta nobleza de toda España. En su recinto acogían una gran casona y una pequeña edificación continua en la que residía el personal encargado de conservarla en buen estado durante todo el año.

Hoy día reciben cientos de visitantes, aunque si destacan por algo es por la inmensidad de eventos que se producen en ellos. Novios que celebran su banquete de bodas, cenas especiales e incluso reuniones que cuentan con la presencia de altos cargos políticos han elegido estas estancias como lugar de encuentro para los negocios.

La arquitectura se convirtió en una de las exigencias principales para que una casa adquiriera la denominación de cigarral. Para ello era imprescindible que la fachada tuviera un toque rústico o conventual. De ahí que muchos de ellos fueran antiguos monasterios que quedaron abandonados y que se reconvirtieron en cigarrales. Pero ¿sabías que la finca en la que se encuentran no podía tener menos de 7.000 metros cuadrados? Por eso son verdaderos remansos de paz donde la tranquilidad es la principal protagonista. Y para hacer de estas construcciones algo más rural, es obligatorio que el camino que cubre la distancia entre la puerta principal y la vivienda, no esté asfaltado.

Gregorio Marañón y Federico García Lorca en un cigarral de Toledo

El encanto que desprenden estas construcciones enamoraron a muchos personajes importantes de la historia. Tal es así que Gregorio Marañón se compró el suyo propio al que llamó “Cigarral de los Dolores”, en  honor a su esposa. Tirso de Molina dedicó toda la obra Los cigarrales de Toledo a hablar de estos lugares, escondites de paz y tranquilidad, pertenecientes históricamente a la más alta burguesía y aristocracia toledana. E incluso Don Miguel de Cervantes, convierte en escenario de las aventuras quijotescas a una de estas fincas.

Actualmente, se conservan decenas de ellos aunque han tenido que sufrir alguna reconstrucción que otra para evitar que el abandono al que estaban sometidos algunos pudiera provocar el hundimiento de ellos.

 

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Publicado en Algo Especial

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