10 playas al natural

12 Ago 2012 Beatriz Rodríguez Sin Comentarios

España cuenta con más de 7.800 kilómetros de costa, entre los que se esconden increíbles calas vírgenes. Sobran motivos para visitarlas: paz, vistas maravillosas… No son las únicas, pero sí suficientes para despertar al pequeño explorador que llevamos dentro:

  • Los paisajes de la playa de Melide, en Isla de Ons (Pontevedra), se integran en el Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia. Un viaje en barco desde Bueu, un paseo de unos 20 minutos desde el puerto (se recomienda hacer una parada en el mirador de Fedorentos) y se llega a sus blancas arenas y sus aguas transparentes (y seguras para el baño).
  • Soesto, en Laxe (La Coruña), ha sido tomada por los surfistas, pues gracias a su orientación, disfruta de oleaje todo el año (de hecho, los días 24, 25 y 26 de agosto, tendrá lugar el Circuito Galego de Surf).
  • Cobijeru, en Llanes (Asturias), es una playa interior (está a unos 100 metros de la costa) a la que el mar llega a través de las fisuras de un acantilado. Hay una cueva que comunica con el acantilado y que hará las delicias del visitante. El único inconveniente es que no está habilitada para el turismo: para disfrutar de ella harán falta linterna y bajamar.
  • Es recomendable visitar a playa de San Julián, en Liendo (Cantabria), durante la marea baja. Entre sus tesoros, sus arenas, de grano grueso, a los pies del monte Erillo; el valle de Liendo, antiguo lago rodeado de montañas; o Solpico, cima del macizo de Candina.
  • La playa de Barinatxe, en Sopelana y Getxo (Vizcaya), conocida como ‘La Salvaje’ es una porción arenosa, rodeada de acantilados cuyo viento y fuertes oleajes atrae a parapentistas y surfistas. La parte correspondiente a Getxo tiene un enfoque naturista. Muchos de los visitantes acuden en metro hasta Sopelana y después toman la lanzadera a la playa (así evitan problemas de aparcamiento, que son zona azul).

Playa de Barinatxe (La Salvaje), en Sopelana y Getxo (Vizcaya)

  • Cala Pedrosa, en L’Estartit (Gerona), con un suelo de guijarros, se encuentra a los pies del macizo de Montgrí. Para llegar a sus aguas puede que se emplee más de una hora de caminata, pero permite disfrutar de madreselvas o colonias de gaviotas (para esto último, conviene llevar prismáticos).
  • Para llegar a Cala Bóquer, en Pollença (Mallorca), es necesario caminar unos 40 minutos por un barranco que forma la sierra del Cavall Bernat. Es una cala pedregosa que no llega a los 40 metros de largo y que permite disfrutar de unas vistas fantásticas (el cabo Fomentor, por ejemplo), tanto allí, como durante el paseo para acceder a ella.
  • Cala Pilar, en Ciudadela (Menorca) permite apreciar qué aspecto tenía el litoral balear antes del desarrollo turístico. Hay que dar un buen paseo para llegar y no conviene fiarse del mar, pero su tierra arcillosa (con propiedades terapéuticas, dicen) y su paisaje lo merecen.
  • La mejor forma de llegar a la playa de Los Muertos, en Carboneras (Almería), es caminar hacia el puerto hasta el mirador y después bajar a su orilla, de piedrecillas. Cuando sopla el Levante, es muy peligrosa. Cuando no, se puede disfrutar de sus aguas claras.
  • En Valdevaqueros, Tarifa (Cádiz), se pueden admirar las sierras de Ojén y Betis, su blancura o ver cómo sale el sol en el Parque Natural del Estrecho. Dispone de una zona delimitada para practicar windsurf y kitesurf.

Aún queda verano por delante, así que, si tienes ocasión, no dejes de visitar alguno de estos rincones. Disfrutarás de un concepto de playa diferente.

Publicado en Destinos

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