Tuvimos la suerte de encontrar este alojamiento para asistir a la boda de mi hijo en Santander en agosto de 2011. Un lugar con encanto, muy cómodo, que nos ofreció total flexibilidad: encontramos cada grupo familiar lo que necesitamos y por el tiempo que lo necesitamos. Habitaciones dobles, uso individual, para cuatro personas, para tres personas, cama supletoria para la nietecita, y un bonito salón común donde nos reuníamos todos en los momentos claves. Un hermoso jardín, para tertulias familiares, y para que el recreo de los jóvenes de la familia . Unas habitaciones muy amplias, cuidadas y decoradas con mucho gusto. Unas camas muy confortables que nos permitieron descansar bien. Una ubicación ideal, lejos del ajetreo de la ciudad, pero muy bien comunicado tanto hacia Santander, lo que nos permitió llegar sin problema a la boda, como hacia Bilbao y buen punto de salida hacia los demás destinos turísticos los días después de la boda.
Todos los de mi familia nos encontramos a gusto en este lugar especial y contribuyó en gran medida al éxito de la organización.
Todos los de mi familia nos encontramos a gusto en este lugar especial y contribuyó en gran medida al éxito de la organización.