La casa está genial, no le falta de nada , super limpia, muy acogedora y calentita. La anfitriona, Mari, es un encanto, se desvive por que tu estancia en sus apartamentos sea todo un éxito. Merece la pena y mucho visitar su iglesia. El entorno es precioso, hay mil lugares que ver, ríos, montañas, castillos... ideal para pasar unos días en contacto con la naturaleza. Nuestras hijas volvieron encantadas. Para repetir todos lo años sin dudarlo.