La casa es bellísima, con habitaciones amplias y cómodas, y con una decoración exquisita. Pasamos un fin de semana inolvidable y desearíamos quedarnos a vivir allí. Las vistas son espectaculares, el amanecer entre la naturaleza es rejuvenecedor. Jesús, quien nos recibió, fue sumamente atento y amable con nosotros. Destacaría también una hermosa ermita junto a la casa que parece de un sueño. Sin duda, repetiría mil veces. ¡Gracias por todo, Jesús!