Monasterio de Piedra

Monasterio de Piedra

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A 118 Kilómetros de Zaragoza, dirección Madrid. En Calatayud se toma el desvío a Nuévalos por la C-202. Tan solo dos kilómetros separan Nuévalos del monasterio, y durante todo ese trayecto encontramos gran cantidad de hostales y restaurantes. Declarado Monumento Nacional.

En el término municipal de Nuévalos, se ubica el Parque del Monasterio de Piedra, un vergel insólito en torno al agua y su movimiento en cascadas y grutas. En una de las zonas más desérticas de Aragón, en medio de un desierto, en un ambiente árido y seco, sorprende encontrar un lugar tan bello, espectacular y único.

El Monasterio de Piedra está situado en uno de los parajes más atrayentes de Aragón, en el Sistema Ibérico, por donde discurre el río Piedra, cuyos desniveles forman impresionantes cascadas. Contrasta la exuberante vegetación de la zona con el paisaje que la rodea, mucho más sobrio. Declarado como Paraje Pintoresco desde 1945.

El monasterio fue fundado por los monjes del Cister en el año 1195 y abandonado en 1835 tras la Desamortización de Mendizábal. Más tarde fue adquirido por la familia Muntadas, que transformaron parte de las instalaciones del monasterio en hotel y acondicionaron el entorno natural en el que se encuentra como parque apto para las visitas turísticas.

Los edificios monásticos se construyeron en tres etapas: la primitiva del siglo XIII, de estilo gótico primitivo; la gótica renacentista del siglo XVI y la clasicista barroca siglos XVII-XVIII.

El conjunto del monasterio estaba amurallado y se accedía a él por la Torre del Homenaje, obra bajo-medieval de planta cuadrada con matacanes y terminación almenada.

La iglesia, hoy en ruinas, comunicaba con el claustro abierto con grandes arcos apuntados al que daban las distintas dependencias monásticas: el refectorio de estilo gótico, la sala capitular de estilo cisterciense, y la cocina.

Destaca la monumental escalera alojada en una inmensa nave cubierta por bóvedas estrelladas. El edificio del siglo XVII que alojaba las celdas, aloja hoy las habitaciones del hotel. Hay que destacar también el palacio abacial nuevo del siglo XVIII, de estilo neoclásico, junto al antiguo con columnas románicas reutilizadas.

El Claustro y Sala Capitular: El espectacular Claustro, cuyas bóvedas de crucería góticas están rodeadas de magníficas estancias; la majestuosa Sala Capitular, construida en el siglo XII sobre una base cuadrangular con bóvedas de crucería, arcos apuntados y columnas truncadas (columnas formadas de ménsula y capitel) características de la arquitectura cisterciense, y cuatro pilares centrales que conservan todavía los colores originales procedentes de flores y plantas.

En la Sala Capitular los monjes realizaban a diario sus reuniones; después leían la lectura de un capítulo de las reglas de San Benito (83 normas que deben cumplir) y el abad, que presidía la reunión, realizaba comentarios y es cuando se iniciaba la confesión pública de las culpas delante de los demás miembros de la comunidad.

El Altar Barroco: Data del siglo XVIII con columnas salomónicas y gran ornamentación, cuyas figuras, San Bernardo y San Benito están decapitadas y mutiladas por los sucesos que tuvieron lugar en los años 1820-1823 entre carlistas y liberales.
La Iglesia: Es el centro neurálgico del monasterio dónde los monjes realizaban sus misas y plegarias desde el altar mayor. Es una espectacular iglesia de cruz latina gótica con tres naves y donde aparece la unión de diferentes estilos arquitectónicos: Mudéjar, Románico, Gótico, Renacentista y Barroco.

Por el paso del tiempo la abadía esta sin bóveda, signo de la huida de los monjes del monasterio en el año 1835 durante la desamortización cuando era ministro de finanzas de la reina Isabel II, Juan Álvarez de Mendizábal.

Atravesando la cripta en la iglesia (están enterrados los abades desde 1617, con túnica y sandalias como símbolo de austeridad) y el muro que la separa, se accede a la parte Oeste del monasterio, formada por un pasadizo románico con impresionante bóveda de cañón.

El Museo Del Vino: Se exponen distintos aspectos históricos y geográficos de la Denominación de Origen de Calatayud, así como distintas variedades de uva, a la vez que se pasea el visitante por la historia del monasterio, puesto que la sala es la antigua estancia de fermentación del vino en época de los monjes en el siglo XIV.

Sala De Carruajes: Encontramos una exposición de antiguos carruajes entre los que se puede ver del siglo XIX el «tílburi» (de origen hilldú), el «brougham» (carruaje inglés), la diligencia (que hacía trayectos de ida y vuelta desde Alhama de Aragón al Monasterio de Piedra) y la popular tartana del siglo XX.

No dejar de ver el parque natural, que rodea al monasterio, formado por una sucesión de cascadas, cuevas y lagos entre grandes extensiones de bosques. Es un buen lugar para disfrutar de la naturaleza.

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