El actual municipio se encuentra en la antiguamente llamada Comarca de Icode, formando parte, por tanto, del menceyato del mismo nombre.
Fueron estas tierras repartidas por el Adelantado tras finalizar la conquista a quienes habían colaborado en ella; se dieron cita aquí conquistadores peninsulares y canarios, colonos portugueses, castellanos y también canarios, junto a los esclavos africanos traídos para las labores más duras.
Fue Martín Rodríguez, considerado fundador del pueblo, quien erigió la primera ermita, dedicada a San Juan, hacia 1530; sobre 1558, fue ampliada y a finales de esta centuria funciona como parroquia independiente de las del Realejo. Otras ermitas se fueron levantando en los distintos asentamientos: la de Santa Catalina (1519) y la de San José, ya en el siglo XVIII.
El municipio contó con dos fuentes importantes de economía, una en cada una de sus zonas baja y alta: el vino y el trigo. Tanta importancia tenían que en los testamentos extendidos aquí suele haber una cláusula para que en los funerales se hiciera una ofrenda de estos productos. Uno de los lugares de embarque para la exportación era el puerto de Las Aguas. La creación de la alhóndiga estuvo vinculada a la actividad agrícola.
Esta actividad se prolongó hasta el presente siglo.