Qué ver en El Lloar

Municipio del Priorat, situado en la zona poniente de la comarca, a la derecha del río Montsant, que forma su límite oriental. El término tiene una extensión de 6´80Km², y es predominantemente montañoso y escabroso, con una infinidad de sierras que forman su orografía. La principal montaña que se extiende de norte a oeste por todo el término es la Moleta, con una altura de 560m. sobre el nivel del mar.

A dos kilómetros del pueblo se alza el Cingle de la Roca (risco), donde nacen profundos barrancos que caen vertiginosamente hacia el río Montsant.

El pueblo, a 219 metros de altitud, es el único núcleo de población del municipio.

Existen diversas versiones sobre el nombre del pueblo. Unas apuntan que proviene de Llobar, "tierra de lobos", teoría fundamentada en la abundancia que había de estos animales en estas tierras. Otros creían que el nombre podría venir de Lloar, ""lloança" o "alabanza", y otros opinan que proviene de losa (Llosa o Llosera), teniendo en cuenta la composición de la mayoría de terrenos del término. En los documentos más antiguos sobre el pueblo siempre se menciona como masías "masos o cuadra Lloar".

Parece ser que la fundación del pueblo fue posterior a la Reconquista. Formó parte como pequeño agregado de la Figuera, de la Baronía de Cabacés, fundada a favor del Obispo de Tortosa, y que comprendió los terrenos de La Figuera, Vilella Baixa, El Lloar, La Bisbal y Margalef, con la capital en Cabacés. A medida que se iban agrandando como pueblos recibían las costumbres y usos de la Iglesia de Tortosa.

En el año 1558, ante la petición de los vecinos, el Obispo de Tortosa, Ferran de Loazes, autorizó la construcción de una iglesia dedicada al Arcángel San Miguel, patrón del pueblo.

Posteriormente, en el año 1777, se construyó una nueva iglesia.

Durante la guerra contra Felipe IV, estuvo como todos los pueblos del Priorat, en el bando de la causa catalana y luchó contra las fuerzas reales.

Durante la guerra contra los franceses, El Lloar consiguió tener Ayuntamiento propio. Hasta entonces, estaba representado en el de La Figuera por un síndico.

Contribuyó a la guerra con la aportación de somatenes y con oro y plata, que se entregaba a los monjes de Escaladei, llamados recaudadores. El pueblo fue varias veces ocupado y saqueado por unos y otros.

A lo largo de las guerras carlistas, el pueblo se encontró dividido entre liberales y carlistas, y se produjeron continuas luchas y enfrentamientos.