Escultura en piedra, de 20 metros de altura, realizada sobre un cerro testigo que domina la ciudad por el artista local Victorio Macho en 1930, representa a Cristo Rey con las manos abiertas. A sus pies la iglesia de Santo Toribio, de origen rupestre y muy ampliada después, es objeto de devoción en un amplio perímetro desde el siglo XV.