Qué ver en Alba De Cerrato
El pueblo de Alba de Cerrato se encuentra ubicado en el hermoso Valle de Cerrato, dentro de la comarca del mismo nombre, y se puede llegar hasta él desde Palencia por la carretera de Calabazanos a Esguevillas de Esgueva, distando de la ciudad unos 40 Km. El Valle de Cerrato, con una superficie de 420.000 ha, se extiende entre las provincias de Burgos y Palencia con sus bosques de hoja caduca y matorrales, en los que anidan perdices, sisones y avutardas. Estos parajes se prestan magníficamente para la práctica del senderismo. Alba de Cerrato pertenece a una zona agrícola eminentemente cerealista, donde predominan el trigo y la cebada, y que atraviesa el Arroyo de los Madrazos.
La primera referencia histórica que encontramos acerca del lugar se remonta al año 1035, en el que Don Sancho el Mayor, soberano del reino de Navarra, restituyó la diócesis del Obispo de Palencia en un documento que le otorgaba, entre otros, el sitio de Alba y sus términos. El hijo y sucesor de Don Sancho, Fernando I de Navarra, ratificó dicha cesión.
En el siglo XIII comenzó a construirse uno de los dos monumentos más representativos del lugar, la que hoy es iglesia parroquial de Nuestra señora del Cortijo. En el siglo XVII se procedió a su reconstrucción respetando el ábside románico-mudéjar erigido en ladrillo, excepcional muestra de arquitectura mudéjar en la provincia. Además de su ábside, cabe resaltar en el interior de la iglesia una pila bautismal de gallones correspondiente al siglo XVI y algunos retablos de los siglos XVII y XVIII. El otro monumento característico de Alba es el Rollo Jurisdiccional, erigido en el siglo XVI con un escudo blasonado de águila bicéfala con leones y castillo, y que en 1960 fue declarado Monumento Provincial, por ser uno de los pocos que se conservan en la Península.
El 29 de junio se celebra la festividad de San Pedro: se enciende una hoguera en la medianoche del día anterior, para lo cual los jóvenes del pueblo han acarreado leña desde el monte, siendo tradición que cada vecino arroje una rama al fuego. También se festeja el 15 de mayo a San Isidro, patrón de los labradores. Como curiosidad, merece la pena asimismo visitar las cuevas antiguamente habitadas o casas subterráneas que aún se conservan en el cerro próximo al pueblo, aprovechando para contemplar las vistas desde los merenderos del cerro o degustar la gastronomía típica en las abundantes bodegas: quesos, embutidos caseros, asados, dulces, aguardientes y vinos,...
