Qué ver en Alhama De Murcia

Alhama de Murcia es conocida por su pujante vida industrial, por algunas de sus fiestas,la Semana Santa y los Mayos, y por estar situada al pie del Parque Regional de Sierra Espuña.
Sin embargo, Alhama y sus gentes tienen una larga e intensa historia acreditada por los restos arqueológicos, su patrimonio artístico cultural, los topónimos, la memoria de los mayores...

Su situación geográfica en el valle del Guadalentín, una vía de comunicación usada desde la más remota antigüedad, ha hecho de la población alhameña, una agente abierta a las ideas y acogedora con los visitantes. Muestra de ello es el gran número de foráneos que a lo largo del tiempo se han ido quedando a vivir aquí. Son los llamados cariñosamente "cucalas".

De su larga tradición agrícola, datada ya en el 3.000 a.C, cuenta el Museo Histórico con hachas y dientes de hoz de silex, utilizados en las tareas de laboreo de la tierra. De épocas más cercanas todo un muestrario de útiles de labranza, siembra, siega y trilla, que nos evocan una vida siempre ligada al trabajo del campo.

No menos importante es la tradición industrial, cuya referencia más cercana nos la proporciona el viajero Jerónimo Münzer en su viaje por el valle del Guadalentín: "... y una buena fábrica de vidrio, el cual lo hacen de esta manera mezclan dos partes de ceniza de sosa con una de arena blanca, finamente pulverizada..." de esta fábrica se guarda en el Museo Histórico un conjunto de diversos objetos de vidrio de los siglos XIV y XV.

La fabricación de calzado se ha venido realizando en Alhama a lo largo de los siglos, antes con materiales y medios tradicionales y ahora con las más modernas tecnologías. Muestras de ambas épocas se pueden hallar en el Museo Histórico y en el Centro Tecnológico del Calzado respectivamente.

El visitante que llega a Alhama de Murcia encuentra una población que se dedica fundamentalemente a la industria y a los servicios pero que conserva su tradición agrícola y artesanal. Un paseo por el campo nos da una idea de una ocupación nunca abandonada, con los parrales, los huertos de limoneros y naranjos, las plantaciones de pimientos, los cultivos de flores..., todos ellos adaptados a las nuevas técnicas pero conservando aún un sabor y unas formas tradicionales, por ejemplo la red de caños que recorren y atraviesan todo el campo, donde no hace mucho tiempo los niños se bañaban mientras sus madres lavaban la ropa, como en el mejor de los ríos.

Alhama de Murcia ofrece a sus habitantes y visitantes el sabor propio de las zonas de montaña. Las poblaciones de Gebas y El Berro han sabido mantener una forma de vida más tradicional y adaptada al medio en el que se ubican. Allí podemos encontrar cultivos de secano y huertas que rodean los núcleos de población, así como rebaños de ovejas y cabras en las laderas de los montes o en el fondo de los valles.
Algo que no hay que perderse es el espectáculo que, en pleno invierno, nos ofrecen los campos de almendros en flor que nos acompañan en el ascenso hacia Gebas y El Berro, y una vez allí, el olor a leña y a pan recién hecho, el abuelo haciendo esparto, el antiguo lavador...

El término municipal de Alhama de Murcia es un buen muestrario en el que rastrear la evolución de las ocupaciones humanas desde la antigüedad hasta hoy, ya que sin haberse quedado estancado en épocas pasadas, ha sabido mantener sus tradiciones para ofrecer un recorrido por el tiempo a cualquier persona que lo visita.