Como consecuencia de la oposición de sus paisajes, Selva ofrece un sorprendente ejemplo del contraste entre la llanura y la montaña. Por una parte, una montaña calcárea, pesada y maciza, con bosques naturales, explotados hasta hace poco por los numerosos carboneros que trabajaban allí; por otra parte, una zona baja de terrenos muy matizados y divididos en numerosas y pequeñas propiedades.
Este mismo contraste entre llanura y montaña se traduce, también, en dos formas diferentes de explotar la tierra, aunque el cultivo de secano es más abundante que el de regadío. Los almendros, olivos, cereales, algarrobos e higueras dominan sobre cualquier otro cultivo.
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