Qué ver en Ourol
De la antigüedad del poblamiento de las tierras de Ourol dan buena muestra los restos que se conservan de la cultura megalítica y castreña: mámoas de Pena Vellido (Miñotos) y Ambosores, o los castros de Pena Gateira en Bravos, el castro de Paredes en Sisto o el de Goyo en Xerdiz.
La presencia romana se dejó sentir cuando Galicia pasó, en el año 19 antes de Cristo, a formar parte del Imperio Romano, comenzando así un largo proceso de integración dentro del ámbito romano. La presencia romana en tierras de Ourol está plenamente confirmada ateniéndonos a las Tablas de Ptolomeo, las cuales sitúan en la zona el pueblo de Flavia Lambis; además de las dos aras romanas encontradas, una en Xerdiz actualmente depositada en el Museo Provincial de Lugo. La presencia sueva en las tierras de Ourol queda reflejada en una relativa riqueza toponímica: Xerdiz, Besteburiz, Rexulfe, Riquián, Iza e Izán. Lo mismo puede decirse sobre la presencia musulmana; ya que únicamente nos ha quedado reflejada también en la toponimia: atalaya (Bravos); pero, seguramente estas zonas de difícil acceso y escaso valor estratégico y económico fueran lugares poco apetecibles para las razzias del invasor musulmán. No obstante, esta área fue un refugio para los descontentos del nuevo orden peninsular, quienes convirtieron estas tierras en una especie de refugio para reincorporarse al espacio geopolítico del reino asturiano, sumándose posteriormente al proceso de la reconquista.
Durante la Edad Media, la historia de las tierras de Ourol estuvieron íntimamente unidas a las de la vecina villa de Viveiro, de cuya jurisdicción dependían la mayor parte de sus parroquias, excepto Xerdiz que formaba un coto a parte. Consecuentemente, estas tierras formaron parte de la sede mindoniense hasta 1346, fecha en que Viveiro consigue de Alfonso IX la categoría de villa realenga, ejerciendo señorío real Fernán Pérez de Andrade, Gómez Pérez das Mariñas y Alfonso Pérez de Viveiro. A principios del s. XIX hubo varios saqueos de las tropas francesas.
El siglo XX de Ourol es el siglo de la emigración a América. El papel de los emigrantes con morriña se dejó entrever en su apoyo económico para la fundación de escuelas en sus parroquias natales.
