O Corgo junto a Castroverde conformaron el condado de Flammosos en la Edad Antigua. Un Requerimiento del siglo XI nos especifica la pertenencia del condado a la Corona después de ser arrebato a los obispos de Lugo por los condes Vila y Rodrigo Ovequie.
Posteriormente, con la división jurisdiccional, la mayor parte del término municipal pertenecía a dos jurisdicciones distintas: Adai y Mañán de Arriba. En la primera el juez ordinario era Lemos, el Cabildo de Lugo, la Encomienda de Portomarín, el monasterio de Meira, el Marqués de Castelar y los Neira y Pallines. En la de Mañán de Arriba ejercía el señorío la Encomienda de Portomarín, con participación del convento de las Dominicas de Lugo.