Calañas es un municipio español, históricamente minero, situado en la comarca de Andévalo, en pleno corazón de la provincia de Huelva.
A 300 metros sobre el nivel del mar, Calañas está rodeado en un paisaje montañoso y pedregoso, plagado de cerros y montes, de los que destacan “El Morante”, al este, y “El Peñasco”, al oeste.
En la edad antigua, los tartesios y, posteriormente los romanos, construyeron los primeros asentamientos humanos de la región, motivados por la riqueza mineral de Calañas y alrededores.
Durante la Edad Media la actividad económica principal era la ganadería, cuando la localidad fue concedida en señorío a Don Alfonso Pérez de Guzmán, Conde de Niebla y Duque de Medina Sidonia como regalo del Rey Enrique II.
No fue hasta el siglo XIX, con la industrialización, cuando la minería volvió a tomar relevancia en Calañas, abriendo diferentes minas, destacando las de pirita, muy solicitadas por la riqueza de este mineral en cobre y azufre. El aumento de la producción ayudó a la creación de una vía ferroviaria para el transporte de los minerales.
La Iglesia Parroquial Santa María de Gracía, la Plaza de Abastos, el Convento de San José o el Ayuntamiento de Calañas son las edificaciones más interesantes para visitar en el municipio.
Pese a su riqueza cultural, Calañas es más conocida en España y Andalucía debido al sombrero típico de la región. El sombrero calañés se caracteriza por ser un sombrero de ala vuelta hacia arriba y copa más baja y más estrecha por la parte superior. Usado en el pasado por labriegos y gente del pueblo, ahora es una muestra de la historia artesana de la región.
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