La ciudad de Sigüenza es una de las que con mayor pureza guarda la imagen de las antiguas urbes españolas. Su aspecto general, y el detalle de sus calles, de sus plazas y monumentos, fielmente conservado todo ello, la hacen figurar en el reducido catálogo de los más bellos conjuntos urbanos de toda Europa.
Asienta en un estrecho valle, en el alto río Henares, a mil metros de altitud sobre el nivel del mar, con un clima extremado de largos y muy fríos inviernos, y veranos cortos y agradables. El asentamiento de población en esta parte del curso del río Henares se inició hace milenios. Se han encontrado en él restos evidentes de las culturas del Neolítico, y por supuesto, son muy abundantes los testimonios de la Edad del Hierro. Segontia aparece desde, aproximadamente el siglo V antes de Cristo, como una de las ciudades más fuertes e importantes de los celtíberos. El nombre de Segontia que usó desde entonces, significa precisamente, "la que domina el valle".
En los años del siglo III, en los que España recibió la invasión de los cartagineses, las tropas de Anibal asediaron este enclave y luego más tarde las de Asdrúbal hicieron lo mismo. Las campañas romanas contra la Celtiberia prolongadas y aún fracasadas durante decenios, terminaron por conseguir la rendición de las bravas poblaciones arévacas (Numancia, Termes, Uxama) y entre ellas Segontia. Se implantaba así un dominio de tipo político y escasamente cultural de la Roma imperial sobre Segontia.
En esa época quedaron despobladas la antigua ciudad y el castro en lo alto de Villavieja, situándose Sigüenza en su emplazamiento actual, aunque todavía dividida en dos partes muy concretas, que pervivirían también durante siglos: de un lado de Sigüenza militar, consistente en un castro o fortificación romana en el lugar donde hoy se asienta el castillo. Y de otro la residencial que creció a lo largo de la misma orilla del Henares, en su vega amable y cómoda: allí crecieron las quintas romanas, y allí levantaron los cristianos su primer templo o basílica entre las huertas.
La situación de Sigüenza durante los siglos de la "paz romana" fue privilegiada, y el tránsito de gentes y mercancías la dio un gran auge.
Tras la invasión árabe de Hispania y sin llegar a desaparecer el sustrato poblacional hispano-romano, sólo un escaso grupo de mozárabes debió continuar en Sigüenza, mientras que los árabes, siempre escasos en número por estas alturas, se limitaron a permanecer en la tradicional fortaleza y cumplir la misión estratégica de vigilar el valle. No hay restos árabes de ningún tipo en Sigüenza.
La historia conocida, documentada y cantada por los poetas de Sigüenza, comienza en los albores del siglo XII, con la Reconquista cristiana en la zona. Bernardo de Agen, obispo y guerrero, fue el encargado de tomar para el poder castellano la ciudad, cosa que hace en 1123. Esta es la fecha, pues, en que inicia su andadura histórica completa la ciudad de Sigüenza.
En seguida se estabiliza la ciudad alta en torno al castillo, que será residencia oficial del obispo; y en la parte baja, poblada con más densidad y rapidez, se levantará muy pronto, aunque lentamente, la nueva catedral que sirve de sede al restaurado obispado.
También muy pronto ocurrirá el hecho clave de la posterior historia seguntina: el rey Alfonso VII entrega al obispo don Bernardo y a su Cabildo de clérigos, el señorío temporal de la ciudad: año 1138.
Con tal donación, el Rey extiende también una especie de carta-puebla o pequeño fuero para estimular el asentamiento de colonos, y la repoblación rápida del burgo, cosa que ocurre con prontitud y éxito. Desde el siglo XII, Sigüenza adquiere un rango de calidad y preeminencia en Castilla.
Durante muchos siglos, la historia seguntina está marcada por la de sus obispos.
El obispo, junto con el Cabildo de la Catedral, ejercen el mando espiritual de una amplia y riquísima diócesis, y el señorío de una ciudad cada vex más importante, rodeada de un territorio breve,pero bien fortificado.
La diócesis de Sigüenza se extiende en un principio por el bajo Aragón.
En los siglos siguientes quedará recortada algo, pero el obispado seguntino siguió estando considerado, durante los siglos medios, como uno de los más ricos, influyentes y anhelados por los que quisieran alcanzar cotas máximas en la carrera eclesiástica.
Las Jornadas Medievales de Sigüenza son un reclamo turístico anual. Actividades, representaciones históricas, mercados medievales son visitados cada año por cientos de curiosos. Conoce más sobre esta fiesta.
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