Qué ver en Congostrina
Tras la reconquista de la zona, quedó incluido en la Tierra de Atienza, pasando luego a la demarcación del sesmo de Bornoba en la Tierra de Jadraque. Con toda ella, perteneció sucesivamente, desde mediado el siglo XV, al señorío de don Gómez Carrillo, su hijo Alfonso Carrillo de Acuña, al Cardenal don Pedro González de Mendoza, su hijo don Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza, marqués de Cenete y conde del Cid, pasando luego a su hija doña María de Mendoza, por cuya boda con don Diego Hurtado de Mendoza quedó incorporado definitivamente a los duques del Infantado, en cuyo señorío estuvo hasta 1812.
Es este un pueblo de reducidas dimensiones, aunque entrañable en su querer para cuantos lo habitan y aquí nacieron. Se ven algunos inte-resantes grupos de edificios, y otros aislados, de arquitectura popular rural pertenecientes típica-mente al grupo preserrano atencino. La iglesia parroquial, en el extremo occidental del pueblo, muestra una grande y bella espadaña sobre su muro de poniente, muy elevada y bien propor-cionada, con remate triangu-lar y tres vanos. Sobre el paramento meridional se abre el atrio porticado, que aunque del siglo XVI en sus comienzos, muestra una estructu-ra medieval muy acusada. Presenta arco central, de entrada, adovelado y semicircular, con el emblema de las llaves cruzadas en la piedra clave. A cada lado, y sobre alta apoyatura, van sendas columnas de piedra, de planta octogonal con remates moldurados en alguno de los cuales se ven bolas. La puerta de ingreso es semicircular, muy sencilla. La plaza Mayor, con su gran olma presidiéndola, y el conjunto de sus calles, reunen un encanto especial, al ser un pueblo todavía poco alterado en sus construcciones de características preserra-nas muy acentuadas.
