Campillo De Ranas

Qué ver en Campillo De Ranas

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Foto: tres colores

Todo el amplio y magnífico valle de abundantes pastos que preside la silueta de Campillo, formó parte desde la época de la reconquista del Común de Villa y tierra de Ayllón. Este territorio estaba formado, además de por la villa cabeza del mismo, de la jurisdicción y señorío, por otros treinta pueblos o aldeas, de las cuales eran las más meridionales las que formaban el llamado Concejo de Campillo?, abarcando el valle abierto al poniente del Ocejón. Son estas: Campillo de Ranas, Majaelrayo (antiguamente llamado Majadas Viejas), Campillejo, El Espinar, Robleluengo y Roblelacasa. También los pueblos de Almiruete, Cantalojas y Villacadima, actualmente en la provincia de Guadalajara, formaban parte de la Tierra de Ayllón.

En este ámbito territorial y jurídico permaneció Campillo y su Concejo durante largos siglos, en un aislamiento especial, dado lo abrupto del terreno y la escasez de caminos para llegar a este valle recóndito. Su economía se rigió siempre, y aun con cierto desahogo, por la ganadería que propiciaban los abundantes pastos.

Actualmente sólo queda poblado Campillo de Ranas, mientras que el resto de entidades de población que le rodean están ya deshabitadas y en trance de desaparición por ruina y abandono: es lo que ocurre con los conjuntos de Campillejo, El Espinar, Roblelacasa y Robleluengo.

Tanto en estos poblados, como en Campillo, lo más interesante a destacar es la arquitectura popular, que se ha dado en llamar arquitectura negra por el oscuro color de los materiales empleados en la construcción de sus edificios, y para el que se tiene solicitado la declaración de Patrimonio de la Humanidad. Este amplio valle está formado geológicamente por una amplia veta de pizarra del Ordoviciense que aflora a superficie, dando al paisaje sus típicas características, y abundante material de construcción a las gentes de estos lugares. Sus edificios, de características gigantescas, de aspecto macizo, presentan un color típico de la mampostería pizarrosa, oscura, de los muros, y las lajas de pizarra utilizadas en la cubierta. Se componen de planta baja destinada a la vivienda, con corral precedente o anejo, y un piso superior, bajo la cubierta, destinado a pajar, o no utilizado. Los muros son de gruesa mampostería, pizarrosa, revocados de blanco al interior de la vivienda, pero desnudos al exterior. Los edificios destinados a cuadras, establos, pajares, etc., son independientes de los destinados a viviendas, y suelen estar anejos a ellas, o aun formando conjuntos propios en las afueras del pueblo. Las puertas de la vivienda están adinteladas con cargaderos de madera, lo mismo que las ventanas. Estas puertas suelen encontrarse protegidas con un pequeño soportal formado por el vuelo de la cubierta, sostenido por pies derechos de madera, o pequeño tejaroz. La entrada se protege con puerta de madera de una o dos hojas, una de las cuales se encuentra dividida a veces horizontalmente en dos mitades que pueden abrirse de modo independiente.

La cubierta es amplia, a dos vertientes, aunque en ocasiones se achaflana en el hastial principal, dando un tejado a tres aguas. Algunas chimeneas son enormes, estando construidas al interior por un hogar acostado y gran campana sin embocadura.

La pieza inicial de la vivienda es un zaguán de suelo con grandes lajas pizarrosas, en el que suele existir un poyo corrido de mampostería que sirve de asiento. A este zaguán se abren las puertas de las distintas dependencias de la casa, la cocina que sirve también de comedor, y los dormitorios. En algunos edificios se observa el exterior un volumen semicilíndrico que corresponde al horno de cocer el pan. En otros se suelen encontrar, empotradas en el resto del material pizarroso oscuro, algunas piedras calizas blancas formando líneas, cruces o figuras geométricas. Como ejemplos de conjuntos auxiliares, en Campillo se ven algunas tainas en hilera, con un espacio abierto frente a ellas, limitado por vallas paralelas de alrededor de metro y medio de altura, normales a la línea de fachada. Son también curiosas las lindes de propiedades: se suelen construir alternando grandes lajas pizarrosas empotradas en el suelo con tramos de mampostería de pequeñas piezas horizontales.

Es aún curioso el sistema de composición de las cubiertas, en que el caballete está formado por lajas entrecruzadas, volando cada una sobre el faldón, contiguo, y presentando una clara ordenación de las lajas, de menor a mayor, desde el caballete al alero. Realmente es riquísimo, extraordinario, único en España, el grupo de estos pueblos o núcleos del Concejo de Campillo de Ranas en cuanto se refiere a la arquitectura popular rural, constituyendo el grupo de la arquitectura negra que debe ser conservado en todo lo posible, y para el que se ha solicitado, como decimos, la declaración de Patrimonio de la Humanidad.

Por lo que se refiere a otro tipo de elementos o edificios no populares, sólo es de destacar la espadaña románica, también hecha a base de grandes lajas de pizarra formando un conjunto triangular con dos vanos, de la iglesia parroquial de Roblelacasa. Y en Campillo de Ranas la iglesia parroquial es un sencillo ejemplo de fábrica de pizarra, cuyas lajas se entremezclan con cierta rural estética a las piedras calizas de diversos tonos en la torre de varios cuerpos que se orienta poniente. La portada principal, a mediodía, es de muy sencillo. traza, lo mismo que el interior, carente de datos artísticos.

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