A campiña, capilla y campana nadie le gana", dice el refrán; y, en efecto, este antiguo granero del Califato tiene unas tierras fértiles cuyas cosechas multiplican ahora los nuevos regadíos, y una monumental parroquia renacentista de grandeza catedralicia; la campana, en cambio, la perdió hace años.
El subsuelo alumbra leones ibéricos, el derrotado castillo fue cárcel del Gran Capitán, y Cervantes recogió aquí el episodio de los Galeotes.
Por al-Idrisi se conoce la existencia del castillo de Shantyala (actual Santaella) en el siglo XII. Los cristianos conquistaron la población mediante capitulación hacia 1240. Alfonso X dona Santaella en 1265 al concejo de Córdoba. En 1469 Enrique IV la concede en señorío a don Alfonso de Aguilar, que había acaparado gran cantidad de tierras. Cinco años más tarde asalta la villa Diego Fernández de Córdoba, hijo del conde de Cabra, que apresa a Gonzalo Fernández de Córdoba, el futuro Gran Capitán, hermano de don Alfonso, a cuyo cargo estaba su defensa.
Ya en la Edad Moderna, Santaella abandona en 1569 la jurisdicción de la ciudad de Córdoba, y en 1649 la compra Diego de Aguayo y Godoy, quien obtendrá de Felipe IV el título de Marqués de Santaella.
Una visita maravillosa que termina degustando su exquisita gastonomía como naranjas picadas, salmorejo, cocido de garbanzos blancos y de postre gachas, borracheulos, magdalenas, roscos de gachas...