Qué ver en San Carlos Del Valle

Pequeño municipio situado entre dos montes que forman parte de la sierra de Alhambra comunicado con los pueblos cercanos por carreteras locales.

Es uno de los pueblos creados en el plan de colonización de Carlos III y que ordenó urbanísticamente, como superintendente, Pablo de Olavide. Las intenciones del rey eran proporcionar forma y belleza no sólo a las grandes ciudades sino también a pequeñas aldeas.

El pueblo, conocido en la zona como El Cristo, se dispone en torno a un eje, carretera local 644, con una plaza en uno de sus lados. Su plano urbano es totalmente regular, de estructura parecida al de Almuradiel o los de La Carolina o La Carlota (al otro lado de Sierra Morena).

Centraliza nuestra atención, por su gran interés arquitectónico y popular, su Plaza Mayor a la que se accede por tres arcos de ladrillo en tres de sus flancos, y sólo comparable en belleza a las de Almagro y Villanueva de los Infantes. Es un perímetro rectangular, no exacto, de 53 m de longitud por 21 de ancho, formado por soportales de columnas toscanas que sostienen pisos de galerías de dinteles, zapatas y balaustres de madera. Conocer esta plaza es un goce estético irrepetible.

En uno de sus lados, el Ayuntamiento, con balcón corrido voladizo sobre ménsulas de madera; en otro, una casa particular de típico patio columnado con arcos y galería superior.

La plaza fue creada como atrio de la magnífica iglesia del Cristo, construida sobre un santuario de Santa Elena donde, según la tradición, apareció un Cristo milagroso que dejó en un pajar un extraño caminante. Ha sido restaurada en varias ocasiones, estando bien conservada. La iglesia, construida entre 1713 y 1729, es una de las mejores del barroco final de la provincia.

Su planta es de cruz griega cubierta con una cúpula ochavada, majestuosa en su exterior, flanqueada por cuatro torres con figuras de difícil significado en su base.

Muy interesante es su portada-retablo dentro de un arco rehundido, con cuerpo inferior de columnas toscanas y superior de columnas salomónicas, sobre paramento almohadillado; en el centro un relieve de Cristo y el milagro de los ladrones. La fachada lateral posee una representación de Santiago Matamoros en la portada.