Iglesia Mayor Prioral

Iglesia Mayor Prioral

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Se construye en la parte alta de la ciudad y su fábrica está documentada desde 1486, coincidiendo con la etapa de apogeo constructivo que fomentan los duques de Medinaceli, señores jurisdiccionales de la villa y promotores de esta obra. Como la mayoría de los edificios de la zona y la propia catedral de Sevilla, la iglesia está construida con piedra arenisca procedente de las canteras de la Sierra de San Cristóbal, de la que se abastecieron muchas obras portuenses.
La iglesia Mayor Prioral cuenta con tres naves cubiertas con bóvedas nervadas –la central de mayor altura y anchura que las laterales- más dos de capillas. Posee amago de crucero y ábside pentagonal. Su primitiva construcción es gótica. De la primera etapa destaca la fachada de los pies, conocida como Puerta del Perdón, sin concluir, y que presenta rasgos estilísticos del gótico tardío, similares a la portada de la iglesia del Monasterio de la Victoria. A partir de finales del siglo XVI se construyen las capillas entre las que podemos destacar la de la Patrona, la Sacramental –reformada en el siglo XVIII-, o la de los Valera o Benavides entre otras.
En los comienzos del siglo XVII se fueron produciendo ruinas, desplomándose la nave principal y quedando el resto del edificio en muy malas condiciones ya en 1636. A partir de ese momento se acomete una nueva edificación del templo a cargo de Antón Martín Calafate, que recibió las obras en 1647 .
Poco después, a partir de 1659, fue el nuevo maestro mayor de la ciudad, Francisco de Guindos, quien se hizo cargo de la obra, inaugurando el templo reconstruido, aunque no definitivamente terminado, en 1671. En esta segunda etapa de la construcción es cuando se levantan las bóvedas de crucería y se abren algunas capillas como la de las Ánimas o la Sacristía Mayor. También a esta época corresponde la apertura de la puerta lateral o del crucero, conocida como la Puerta del Sol, interesante ejemplo de fachada-retablo con elementos decorativos platerescos y barrocos. En una hornacina del cuerpo alto esta portada alberga la imagen de Patrona, la Virgen de los Milagros, sobre el Castillo de San Marcos, el símbolo del escudo de la ciudad.
En el interior del templo, a finales del siglo XVIII se sustituiría el antiguo retablo del altar mayor por un baldaquino monumental de estilo neoclásico, obra del arquitecto Torcuato Benjumeda, de características similares al de la catedral de Cádiz. En el siglo siguiente se colocaron las vidrieras y se hicieron también algunas reformas en capillas.

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