Monasterio de Yuste

Monasterio de Yuste

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El Monasterio de Yuste se encuentra en una de las Comarcas más bellas de Extremadura, la Comarca de la Vera, en la localidad de Cuacos de Yuste. Situado en plena Sierra de Gredos y limitando al Norte con el Valle del Jerte, conocido por la belleza incomparable de su primavera, cuando los miles de cerezos que inundan el valle florecen y cubren el paisaje de un inmenso manto blanco. Actualmente el Monasterio de Yuste es un importante punto de referencia por su significación histórica y artística, además de la notable belleza natural del entorno donde está ubicado.


El viajero que se acerque a conocer El Monasterio y su entorno se encontrará transportado a otra época, caminando por cordeles medievales, puentes romanos y renacentistas y podrá recorrer la ruta que un día escogió uno de los hombres más poderosos del mundo, El Emperador Carlos V.

El Monasterio está regido por la Orden de San Jerónimo, institución monástica de tendencia puramente contemplativa basada en la soledad, el silencio y la oración. Una de las cualidades por la que destacan los Jerónimos es por su hospitalidad y caridad con el prójimo. El convento actual se reconstruyó sobre las ruinas del viejo Monasterio que sirvió de residencia a Carlos V en los dos últimos años de su vida (1556-1558).

A principios del siglo XV (1407), se dan los primeros pasos para la existencia del cenobio que, tras numerosos avatares y reconstrucciones, daría paso al actual Monasterio ubicado en el lugar que ocupó el primer edificio, construido por iniciativa de varios vecinos de La Vera, con objeto de seguir allí la vida contemplativa de los ermitaños, acogidos posteriormente a la Orden de San Jerónimo. En 1556 Carlos I expresó su deseo de retirarse a algún convento para hacer vida monástica, eligiendo el Monasterio de Yuste. En el edificio se tuvieron que realizar obras para ampliar las escasas dependencias con las que contaba y poder acoger al emperador y a las 60 ó 70 personas de su séquito personal. Las obras debieron durar más de lo previsto, ya que cuando el emperador atravesó el puerto de Tornavacas para llegar a La Vera, tuvo que parar en el grandioso castillo de Jarandilla, donde esperó a la terminación de su nueva morada.

La Casa-Palacio constaba de dos plantas con cuatro estancias cada una, alrededor de un patio interior; las habitaciones del emperador, ubicadas junto al coro de la Iglesia, le permitían asistir a los oficios divinos desde el dormitorio, sentado en su litera, donde permanecía postrado debido a la grave afección de gota que le aquejaba. Durante la estancia del emperador en Yuste, numerosos personajes de la Corte pasaron por allí para visitarle, entre ellos el propio monarca Felipe II. En 1558, el 21 de septiembre, moría Carlos V en la que fue su última morada. Fue enterrado en la Iglesia para, posteriormente, ser trasladados sus restos al panteón real del Monasterio de San Lorenzo del Escorial en Madrid.
Después de la muerte del emperador, el Monasterio y la Orden de San Jerónimo pasaron por numerosos avatares. En la Guerra de la Independencia sus estancias fueron incendiadas y quedaron prácticamente destruidas. Los Jerónimos fueron expulsados de Yuste y posteriormente, con la desamortización de Mendizabal, el Monasterio fue puesto en pública subasta, iniciándose una época de abandono y deterioro del edificio. A mediados del siglo XX (1949), la Dirección General de Bellas Artes inició la reconstrucción del monasterio, procurando respetar al máximo el diseño y los proyectos originales, recreando así uno de los enclaves más importantes por su significación histórica y artística.

El conjunto arquitectónico se compone de dos partes claramente diferenciadas, por un lado el convento y por otro la residencia del emperador. El convento, a su vez, lo configuran la iglesia, ubicada en el centro y dos claustros, el gótico y el claustro nuevo. La iglesia y el claustro gótico pertenecen al siglo XV, mientras las demás construcciones son del siglo XVI.

La planta de la iglesia es de una sola nave y de cabecera poligonal. El templo se comunica con el claustro gótico, claustro que se dispone sobre planta rectangular, con un alzado de dos plantas, cubriéndose las galerías del claustro con techumbre plana de madera. La organización del claustro nuevo, de estilo renacentista, es similar al gótico. Por lo que respecta a la vivienda de Carlos V, se trata de una edificación sencilla, en la que predomina el ladrillo, la mampostería y la sillería como materiales más utilizados, si apenas elementos decorativos. La planta principal de la que fuera residencia del emperador es sencilla, estructurándose en un pasillo central con dos estancias a cada lado. En el ala de la izquierda se encuentran la antecámara y la alcoba de Carlos V, estancia que se comunica con la iglesia. A la derecha se sitúan dos estancias más, con sendos miradores que dan a la huerta que completa el conjunto. Una de dichas habitaciones fue comedor y sala de audiencias. Entre el escaso mobiliario de la residencia regia, destaca la silla construida especialmente para el monarca, que sufría de gota. También cabe mencionarse el reloj del emperador, realizado por Jeremías Metzger en oro y platino y que está datado en 1562.

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