Qué ver en Cabañas Del Castillo
Municipio de la provincia de Cáceres. Se localiza entre los 39º32´de latitud y los 5º30 de longitud oeste. Pertenece a la comarca de Logrosán. La altitud del municipio es de 786 metros sobre el nivel del mar. La distancia a la capital de la provincia es de 110 kilómetros. La extensión de su término municipal alcanza los 106,08 kilómetros cuadrados.
El relieve es accidentado por enclavarse el término en el macizo de Las Villuercas, con altitudes que oscilan por lo general entre los 600 y los 800 metros, superando los 1.000 en algunos puntos. Sobresalen los Cerros de Parralejo y Cerrón, las Sierras de Granjeras y Cancho y la loma de San Gregorio. El sustrato geológico predominante es la piazarra, que en la cima de las serratas queda cubierta por cresterías de cuarcita. Los cursos de agua más destacables son los ríos Almonte, Berzocana, de las Viejas y la Garganta de Santa Lucía.
El clima es de tipo mediterráneo continental templado. Temperatura media anual de 14,7º. Los inviernos suelen ser suaves, con una temperatura media de 6,9º, alcanzando las mínimas absolutas valores de -3,1º. El verano es seco y relativamente suave con una temperatura media estacional de 23,2º y unas medias de las máximas absolutas que alcanzan los 34,3º. La precipitación media anual es de 789.5 mm. La estación más lluviosa es el invierno (317,8 mm.) y la más seca el verano (36,9 mm.).
Tiene una tasa de actividad del 40,1 por 100. En la distribución por sectores se aprecia un predominio del primario, que acoge al 71,7 por 100 de la población activa, seguido de lejos por los servicios (9,6 por 100), industrial (9,6) y construcción (9,1).
Las tierras labradas representan el 90 por 100 de la superficie censada, estando ocupado el resto del territorio por encinares. Entre los cultivos destacan: el olivar (588 Ha.), herbáceos (411 Ha.) y el viñedo (59 Ha.). La ganadería es prácticamente inexistente. (J.L.G.G.).
Se encuentra este pequeño pueblo en la Sierra de Villuercas, dominado por su castillo medieval, que a su vez se alza en lo alto de un accidentadso acantilado rocoso. A la sombra del castillo surgió el caserío, y tanto uno como otro formaron parte del dominio del linaje Álvarez de Toledo, señores de Oropesa, desde que en 1369 Enrique II se lo otorga a don García Álvarez de Toledo, pasando más tarde al ducado de Frías.
De esta fortaleza se conservan parte de sus gruesos muros y varias torres prismáticas, construidas a base de gruesa mampostería y sillarejo. Lo inaccesible de su emplazamiento, así como la irregularidad de su trazado realzan su carácter estratégico y defensivo. La datación de los elementos conservados corresponde al siglo XIV, aunque lo enriscado del lugar permite pensar en la existencia previa de otros dispositivos defensivos.
Al pie de la gran mole granítica que sirve de base al castillo se encuentra la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Peña. Es una construcción rural donde, sin embargo, son patentes los influjos del mudéjar guadalupense, sobre todo referido a su portada principal. La iglesia está fabricada con mampostería y ladrillo, consta de una sola nave y cabecera poligonal algo más elevada; en el lado del evangelio se alza la torre de sección cuadrangular. Pero, como se ha dicho, la portada es el elemento más significativo. Se halla en la fachada de los pies, realizada en ladrillo y configurada con arco carpanel con baquetones de trazado gótico; se remata por una moldura conopial, cobijándose todo por un alfiz sencillo. Se completa la fachada por unas tongadas de ladrillo que se extienden entre la puerta y las esquinas, las cuales también están construidas a base de ladrillo visto.
Se data este edificio en torno a los últimos años del siglo XV y primeros del XVI, destacando en el mismo la ya descrita puerta gótico-mudéjar, inscrita en el área de influencia de Guadalupe. (A.N.M.).
