El santuario de Pastoriza

El santuario de Pastoriza

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El santuario de Pastoriza es una construcción de estilo barroco, del último tercio del siglo XVII, se levantó después de derribar un primitivo templo del XIII (del que se conserva un tímpano detrás del altar) porque según los documentos de aquella época era muy pequeño y corto y el santuario de gozaba de gran devoción.

Destacan en la fachada las imágenes de San Pedro, San Pablo y una representación de la Asunción sobre el dintel de la puerta, obras de Blas Pereira. Más alta está la imagen de Santa Bárbara, entre las de San José y el Bautista. La espadaña fue añadida a finales del siglo XIX.

La imagen de la Virgen de Pastoriza se halla en el centro del retablo lujosamente vestida. También se conservan en el interior de un pequeño museo gran cantidad de exvotos, alhajas, vestidos para la imagen de la Virgen y una lápida del siglo IX.

Dos interesantes cruceiros se alzan junto al templo. Uno delante de la fachada, obra de Blas Pereira, de la escuela santiaguesa, y otro detrás del ábside, de Domingo Pérez de Noicela. Un tercer cruceiro corona el conjunto de piedras conocido como Berce da Virxe.

El origen del santuario y de la devoción a la Virgen de Pastoriza está envuelto en infinidad de leyendas y antiguas tradiciones. Las más remotas se refieren a la conversión del rey suevo Reckiario en el año 448, que mandaría edificar un pequeño templo. Este templo fue destruido por los normandos en el siglo X, pero la imagen de la Virgen se salvó escondida debajo de unas piedras. Encontrada por una niña que apacentaba el ganado en una «pastoriza» por el monte de la Cruz, se renovó el culto con gran devoción hasta nuestros días. Estas y otras tradiciones están recogidas en un librito, «La Leyenda de Pastoriza», escrito por Emilia Pardo Bazán y publicado en A Coruña en 1887. Un camino de cinco minutos lleva desde el santuario al monte de la Cruz en el que se ve un conjunto de grandes piedras donde, según la tradición, estuvo escondida la imagen. El conjunto megalítico recibe el nombre de Berce da Virxe (Cuna de la Virgen). Los romeros dan tres vueltas a las piedras, pasan por debajo de ellas y besan la imagen santa. En el monte de la Cruz también se hallan restos de un castro y otras piedras de formas caprichosas como la Silla do Rei donde, según las leyendas, se sentaba el rey Reckiario para contemplar su ciudad de Suevos. En cualquier caso podemos gozar desde allí de una buena vista panorámica.

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