Qué ver en Ares

La villa de Ares ocupa una situación privilegiada, en el fondo de una ensenada discretamente protegida del mar abierto y de los vientos.

El municipio es uno de los de menor extensión dentro de la provincia de A Coruña. El clima es el común a toda esta zona de las Rías Altas. Predomina el viento del nordeste fresco y seco, ideal para la práctica de los deportes náuticos de vela.

La Real y Marinera Villa de Ares conserva bien su estructura urbana tradicional, extendiéndose longitudinalmente a lo largo del paseo que mira al mar. Junto a casas modernas y otras más antiguas descubrimos algunas del característico estilo judío, resto de la importante colonia hebrea que se estableció en el siglo XV. Según los historiadores de la villa, los judíos llegaron a Ares huyendo de la persecución de los Reyes Católicos y se establecieron en el barrio de O Porto, a la orilla del mar, para trabajar en el comercio de la sal. La importancia de esta colonia era tan grande que, caso raro en Galicia, tenía su propia sinagoga.

Atravesaba la localidad un antiguo camino empedrado, que algunos consideran o llaman romano y que venía desde Pontedeume por Redes y seguía a Mugardos.

Cerca de la villa atravesaba el arroyo de Ciscada por un puente, también denominado romano, y que aún se conserva. Es pequeño, de un solo arco, pero de gran belleza. Su calzada está ligeramente alomada y tiene las características propias de las construcciones de este tipo del siglo XVI.

El resto de la superficie es una franja costera que va desde la angosta entrada a la ría de Ferrol hasta el típico puerto pesquero de Redes.

Destaca la punta de Segaño, límite meridional de la ría de Ferrol, donde se abre la acogedora cala de Chanteiro con su pequeña pero limpia playa. Sigue luego una costa recortada y rocosa que configura la entrada a la ría de Ares, hasta despegarse en el amplio y pacífico arenal de Raso.