Qué ver en Vilasantar

El municipio de Vilasantar ocupa la cuenca del curso alto del río Cabalar, afluente del Tambre, en una zona de montaña entre los lugares de Curtis y Cesuras al norte,
Sobrado al este, Boimorto y Sobrado al sur y Mesía al oeste.
La carretera comarcal C-540, de Betanzos a Arzúa y Melide, cruza el municipio de norte a sur. Otra vía de comunicación importante que toca el municipio en su extremo noroccidental es la N-634.
La extensión de Vilasantar es de 59,4 km cuadrados. La población está diseminada por aldeas y lugares, con una densidad de 29,4 habitantes por km cuadrado y un total de 1.748 habitantes. El relieve del municipio es suavemente ondulado, con una altitud que oscila entre los 450 y los 550 metros sobre el nivel del mar. Las tierras más bajas están hacia el sur, por donde discurre el río Tambre, que le sirve de límite meridional. El clima es de transición entre el oceánico de las zonas costeras y el continental del interior, sin temperaturas extremas. Durante el invierno hay abundantes precipitaciones.

Es difícil separar la historia de Vilasantar de la de Sobrado, pues las tierras que hoy pertenecen a estos municipios, así como las de otros vecinos, formaban parte del importante condado de Présaras, nombre de una de nuestras parroquias.
Toda la zona debió de estar densamente poblada desde antes del comienzo de la historia, como lo demuestra la gran cantidad de monumentos megalíticos, mámoas y castros que han sido estudiados, aunque carecen de espectacularidad como tales monumentos y sólo son interesantes para los expertos.

La pesca fluvial y la caza son álgunos de los alicientes que tienen los ríos y los montes de Vilasantar para ser visitados. El municipio posee, además, uno de los monumentos más importantes de la comarca: la iglesia románica del antiguo monasterio de Santa María de Mezonzo.
Entre los pazos destaca el de Mende. Las iglesias de Présaras y Laxe forman interesantes conjuntos monumentales. La de San Vicente de Curtis conserva algunos elementos románicos