Sitio maravilloso para estar, con paisajes preciosos, con una amabilidad y cariño que no vemos en las grandes ciudades y con unos desayunos y cenas para chuparse los dedos.
De verdad que nos fuimos encantados, eso sí, con gran tristeza por tener que irnos, pero pensando que algún día seguro que volvemos a poder disfrutar de todo lo mencionado.
A Marta y Gerardo, ponerles un 10 por su atención, amabilidad, cercanía y buen hacer.
Ojalá hubiera más gente en el mundo así.
De verdad que nos fuimos encantados, eso sí, con gran tristeza por tener que irnos, pero pensando que algún día seguro que volvemos a poder disfrutar de todo lo mencionado.
A Marta y Gerardo, ponerles un 10 por su atención, amabilidad, cercanía y buen hacer.
Ojalá hubiera más gente en el mundo así.