La nuestra fué una agradable estancia de fin de semana en plena naturaleza, en un caserío antiguo pero bien acondicionado. Hay suficientes habitaciones para grupos y familias, con camas cómodas y baños repartidos en las tres plantas. Hay una sala de estar con techo de cristal muy luminosa, que dispone de equipo musical, escritorio y televisión, comedores amplios y cocina equipada, aunque de estilo rústico. También existe la posibilidad de cocinar o asar en una estancia en el porche con parrillas y cazuelas grandes. Las campas de alrededor, la zona de juegos infantiles y las mesas exteriores hacen que se pueda disfrutar del aire libre sin moverse de la casa. En general, todo nos ha parecido muy agradable. Como dato negativo, el difícil e incómodo acceso a la tercera planta, que consiste en una escalera tipo trampilla no apta para personas de edad, pero que los niños utilizaron sin ningún problema.