Extraordinaria estancia en una casa preciosa con hermosas vistas. Trato exquisito y sencillo de Manuela y Belén que nos hizo sentir muy a gusto y cómodos.
Casa Padriñán es muy cómoda y confortable y el servicio excelente. Hemos podido disfrutar de la tranquilidad que da la propia casa, al ser un recinto cerrado sumamente acogedor, luminoso y amplio. Pero también hemos disfrutado, sin "sufrirlo", del ambiente de Sangenjo puesto que estás en la playa de Silgar en 10 minutos (a pie!! con lo que te ahorras tener que llevar el coche y el consiguiente aparcamiento). Pensamos volver.