Hemos tenido la suerte de poder pasar seis días en la casa con Natalia y Julio. El buen tiempo ha acompañado, pero
además la casa está en un entorno precioso. Desde Aísa se puede llegar a cinco valles distintos en poco más de una hora
con lo que hay muchas opciones de excursiones y paseos de diferentes niveles. Cada noche Julio se encargaba de aconsejarnos una ruta u otra,
conoce muy bien la zona y siempre tenía consejos para cada día. También nos dieron consejos sobre dónde comer,
qué visitar o qué dulce comprar, lo cual se agradece porque hace la estancia mucho más sencilla.
Además la casa es muy acogedora y la cena que nos sirvieron cada noche era una sorpresa. Solo sirven un menú,
pero si no tienes problemas con ninguna comida disfrutarás seguro (si hay algo que no comes o alguna dieta especial mejor pregunta primero).
A todo esto hay que añadir el placer de poder conversar con Natalia y Julio, que se encargan de hacerte sentir como en casa
y son encantadores.
además la casa está en un entorno precioso. Desde Aísa se puede llegar a cinco valles distintos en poco más de una hora
con lo que hay muchas opciones de excursiones y paseos de diferentes niveles. Cada noche Julio se encargaba de aconsejarnos una ruta u otra,
conoce muy bien la zona y siempre tenía consejos para cada día. También nos dieron consejos sobre dónde comer,
qué visitar o qué dulce comprar, lo cual se agradece porque hace la estancia mucho más sencilla.
Además la casa es muy acogedora y la cena que nos sirvieron cada noche era una sorpresa. Solo sirven un menú,
pero si no tienes problemas con ninguna comida disfrutarás seguro (si hay algo que no comes o alguna dieta especial mejor pregunta primero).
A todo esto hay que añadir el placer de poder conversar con Natalia y Julio, que se encargan de hacerte sentir como en casa
y son encantadores.