Hemos pasado unos días estupendos en la Posada del Dulce Sueño. Con la posibilidad de comer a mesa puesta en la casa y también de cocinar, todo resulta posible y muy cómodo. El entorno, con muchas posibilidades: Sigüenza, Pelegrina, Medinaceli, Atienza... Juancho y Lourdes, encantadores. Las infusiones naturales, fantásticas. El jacuzzi, la guinda al pastel. ¡Perfecto para desconectar!