Es un sitio muy acogedor, familiar y tranquilo, esta decorado con mucho detalle dentro de lo rural granadino, el trato es como si estubieses en casa, Inma la dueña es un encanto, hay perros, caballos ect. donde los niños estan con ellos en la naturaleza y les encanta, la comida es casera totalmanete, y una vez que te has ido, te queda el recuerdo, de lo bien que has estado, el buen trato recibido y las ganas de volver, aunque tengamos 700 km. de distancia, pero voveremos