Un San Fermín diferente en una casa rural

6 Jul 2016 Jennifer García 2 Comentarios

¿Quién no ha cantado alguna vez eso de uno de enero, dos de febrero, tres de marzo, cuatro de abril, cinco de mayo, seis de junio, siete de julio, ¡San Fermín!? Esa letra que aprendemos desde muy de pequeños, sin saber siquiera su verdadero significado. Cuando crecemos ya vamos encontrando lógica a este cántico que tan especial es para los pamplonicas, sobre todo en días próximos a San Fermín.

San Fermín

Conocido a nivel mundial, San Fermín tiene un origen histórico que no ha dejado de evolucionar. Para entender su historia hay que bucear en el pasado, pues no siempre han vivido como en la actualidad. La unión de tres factores dieron como resultado nuestro actual San Fermín: por un lado la religión, por otro las ferias comerciales y, por último, las fiestas taurinas del siglo XIV.

Historia de San Fermín

Una internacionalización, que por otro lado hay que agradecer en gran medida a uno de los escritores más importantes de la historia y premio Nobel de Literatura en 1954, Ernest Hemingway. Un viaje con su mujer en 1923 a los San Fermines de Pamplona lo cautivó, convirtiendo a esta ciudad y a su destacada fiesta en protagonistas de la que fue una de sus obras más importantes, The Sun Also Rises, traducida en español como Fiesta.

Para encontrarnos con las primeras ediciones del San Fermín actual hay que remontarse a comienzos del siglo pasado. En esa época empezaría a formarse el que actualmente es el traje por excelencia de un corredor: color rojo en el pañuelo fajín y cordones de las alpargatas, mientras que la camisa, pantalón y las propias alpargatas que se visten son de in impoluto blanco.

Especial mención la que merece el sentido de ese pañuelo anudado al cuello y que protagoniza la vestimenta de todo corredor sanferminero. Entenderlo nos lleva a la religión. Y es que si los sacerdotes utilizan trajes en tonos rojos  cuando ofrecen una misa en honor a un santo mártir, siguiendo este precepto religioso, los pamplonicas se atan el pañuelo rindiendo homenaje a su patrón, a San Fermín que murió ahorcado en la ciudad del norte de Francia de Amiens, pasando a la historia como un mártir.

El chupinazo, uno de los momentos más importantes de la fiesta, que supone el comienzo de 7 días de encierros y conciertos, fue iniciado por un pamplonés llamado Etxpare muy recientemente, allá por 1931. Aunque la realidad es que no fue una costumbre completamente nueva, pues desde 1901 se lanzaban cohetes al aire para avisar a los pamploneses de que San Fermín comenzaba, sin llegar a alcanzar la importancia que se le da en la actualidad.

De este modo, cada año la capital navarra ve multiplicarse sus habitantes durante estas fechas, pues son miles los viajeros llegados del resto de España o, incluso, de fuera de nuestras fronteras. Los hoteles cuelgan el cartel de completo en Pamplona y muchos turistas tienen problemas para encontrar alojamiento, por lo que no es extraño ver dormir en parques y plazas a todos aquellos que no han podido encontrar una cama.

Pero si lo que buscas es disfrutar de estas populares fiestas y poder descansar, la mejor opción es que te decidas por escapar a las afueras para hospedarte. De este modo, desde aquí, os aconsejamos unas casas rurales perfectas para pasar estos días.

Casona rústica de Subiza

1

En la localidad de Galar se encuentra ubicada la casa rural de Ezkibel, a tan solo 10 minutos de Pamplona. Un hogar con una capacidad total para 10 personas, con la madera predominando como elemento principal en su decoración rústica, sin dejan olvidadas todas las comodidades necesarias para hacer de su estancia un experiencia inolvidable.

Sencillez para tus vacaciones

2

Distando por 20 kilómetros del centro de Pamplona encontrará el complejo rural conocido como Artonera. Una casita, rodeada de los conocidos pastos y montes verdes, cuyo cuidado y mimo hacen de esta la mejor opción para desconectar de la rutina, ya sea con amigos o en familia, con una capacidad para acoger a 14 personas.

Alojate en una Borda típica

3

A orillas del río Ulzama se alza la preciosa casa Borda Berri, formando parte de la pequeña localidad de Ciaurriz, que se separa de Pamplona por 15 minutos escasos. Situación envidiable, además, para comenzar con algunos de los recorridos por la parte norte de Navarra.

Pilares de piedra y madera

4

La apacible casa de 4 Soles le recibirá en el agradable pueblo de Olza, compuesto por 30 habitantes. Alojamiento pensado para 11 personas donde la madera y piedra son los elementos principales de su construcción, permitiendo, de este modo, mantener la temperatura ideal en cada una de las estaciones del año.

La tranquilidad de Olza

5

En la conocida como la Cuenca de Pamplona, habitada tan solo por 30 personas se ubica la Casa Rural Paskalena II. Un hogar tímido con una capacidad para grupos pequeños, 6 personas. En el aire moderno de este chalet destaca la una verde parcela que le rodea, así como las grandes terrazas que permite a sus huéspedes poder disfrutar de la calma del pueblo de Olza.

Esta fiesta es una de las más importantes de toda nuestra geografía y probablemente la que más turistas internacionales congregue. ¿Te apuntas?

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Publicado en Fiestas y eventos

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