Por Tierras del Goierri

27 Jun 2014 Jennifer García Sin Comentarios

Desde Donostia, por la N-I en dirección a Vitoria-Gasteiz. Tras unos kilómetros, sobrepasado Beasain, se localiza la desviación Idiazábal y Segura, que por la carretera GI-2637 conduce hasta esta última. Desde esta población, la GI-3250 conduce en breve distancia hasta Zerain.

Arcaicos caminos que enlazaban la Meseta peninsular con el Norte de europa atravesaban estas tierras del corazón guipuzcoano. El más frecuentado era el Camino Real, el mismo que en el Medievo tomaron los peregrinos para alcanzar la tumba del apóstol Santiago. Fue así como, siguiendo el curso de una ruta ancestral, surgieron pueblos como Zerain y Segura, cuyos hermosos trazados medievales se han conservado hasta nuestros días. Se encuentran en el Goierri, una de las comarcas con más riqueza rural del País Vasco, escoltados por dos hermosos enclaves naturales, las sierras de Aitzkorri y Aralar. La primera es la atalaya más elevada del País Vasco, con un relieve ondulado de profundos barrancos. Aralar es la montaña de referencia de este corazón geográfico guipuzcoano. A la riqueza de su fauna y flora se une un mundo de leyendas y tradiciones arraigadas entre sus gentes. De esta sierra emerge la figura afilada del monte Txindoki, también denominado Larrunari, referente emblemático y más querido de la comarca y excepcional mirador natural sobre la misma. Por todo el paisaje se diseminan los caseríos, cuyos moradores siguen trabajando la tierra y cuidando de sus ganados como se ha hecho tradicionalmente.

En Zerain, cuyo caserío es una delicia para el visitante, fue el desarrollo industrial de los dos últimos siglos el que marcó su fisionomía. Situado en las faldas de la sierra de Aitzkorri, muestra a través de un interesante parque cultural la evolución en su forma de vida. Su pasado agrícola y pastoril ha englobado la explotación minera en su cultura rural. En la plaza del pueblo se localiza la iglesia de santa María de la Asunción, que aún conserva una cruz románica utilizada durante las procesiones. En su interior se encuentra el sepulcro gótico de los señores de Zerain. Junto al templo se ubica el Museo Etnográfico, donde se muestra la evolución en el modo de vida de la comarca gracias a la colaboración de sus habitantes.

En el casco urbano conviene también visitar la cárcel, por su interés histórico. Datada en los inicios del siglo XVIII, fue construida en piedra de sillería y madera de roble. Un paseo por el pueblo nos muestra casas solariega y casas-torre, como la de los señores de Zerain, Jáuregi y Serorategi.

En sus alrededores se encuentra la interesante serrería hidráulica de Larraondo. Construida en el siglo pasado, aún se puede ver en funcionamiento gracias a una notable restauración.

Otra singular muestra del pasado es el complejo minero de Aizpea, que data del siglo XVI, de cuando los Reyes Católicos concedieron la explotación de estas minas de hierro a la familia Otalora de Aretxabaleta.

La Edad Media dejó su huella en las casas, oficios y costumbres de Segura. Su núcleo urbano es uno de los más monumentales de la comunidad, con un patrimonio tanto histórico como artístico intactos. Su carácter defensivo queda de manifiesto por su muralla, aislada gracias a un foso sólo traspasable mediante puentes levadizos. Cinco puertas, junto a las cuales se erguían los torreones de vigía, dan acceso al núcleo.

La ermita de Santa Engracia destaca, entre otras de los alrededores como las de San Sebastián y Santa Bárbara, por su encanto rural y una espadaña de grandes dimensiones.

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Publicado en Rutas y Escapadas

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