Berlanga De Duero

20 Nov 2014 Jennifer García Sin Comentarios

Desde Soria, por la N-111 hasta Almazán y desde esta población, siguiendo la C-116, una vez pasado Fuentetovar y antes de llegar a Hortezuela, hay que coger el desvío de la carretera SO-104, que lleva a Berlanga de Duero, proseguir por la SO-152 hasta San Bautista y desviarse por una carretera local desde La Ribia de Escalote hasta acceder a Rello.

Fuente: Ana Aldea

Fuente: Ana Aldea

Berlanga es villa de andar despacio. Ella, por su parte, ya corrió lo suyo en el pasado: dimes y diretes, tomas y dacas, conquistas y reconquistas, con El Cid de por medio, que han dejado un saldo a su favor más que notable. Hoy, sosegada, permite que los pasos del viajero resuenen al transitar sus calles mientras le presta l tranquilidad necesario para que imagine la forma exacta de todo lo que se llevó la Historia.

Su pasado, ya se ha dicho, se tejió con los hilos de cualquier plaza fuerte. Junto a la musulmana de Gormaz y a la cristiana de San Esteba, el castillo de Berlanga estableció con ellas un trío de edificaciones militares soberbias, temibles por cristianos y musulmanes.

El nombre de Berlanga es tan antiguo que llega de su nominación romana, Augusta Valeránica, otorgada en honor al Emperador Valerio en tiempos de su sometimiento a Roma. Es a partir del siglo X cuando la prestancia de la villa gana en peso, respaldada por la notoriedad de su castillo. Una vez retenida por los cristianos, en 1080, es Alfonso VI quien se la dona, nueve años más tarde, al propio Cid mediante «juro de heredad». O lo que es lo mismo: para que fuera mantenida en los límites de su linaje sin posibilidad de venderla o darla a cambio.

Avanza el tiempo y la Historia se encarga de acrecentar su figura. Es Carlos V quien la entrega, con título de marquesado, a la familia Tovar en pago por los servicios prestados, a su favor, se entiende, en la Guerra de las Comunidades: sublevación de los nobles castellanos alzados contra quien consideraban un Rey extranjero. A partir de ese momento, y tras la fusión de los Tovar con la sangre de los Velasco, la villa se torna en polo de atracción para nobles e hidalgos que vienen a fijar en ella su residencia, y así hasta engrosar el patrimonio de los duques de Frías.

La Colegiata es el monumento mayor de Berlanga. De trazas góticas, fue levantada por Juan de Rasines. De aspecto imponente, es uno de los edificios señeros de la provincia. Su espacio interior, del llamado «tipo lonja», se articula en torno a tres naves de igual altura, sostenidas por fuertes columnas. A su alrededor se distribuyen hasta quince capillas, todas ellas bien dotadas de hermosos retablos platerescos y barrocos, lujosos sepulcros, pinturas o tallas. Otro edificio notable de Berlanga es el castillo, en alto, sobre la villa y los escarpes del río Escalote. Poco queda de él, aunque lo que queda merece el esfuerzo de subir el repecho.

Continuando por la SO-152, guías del viaje desde Berlanga, es preciso desviarse en la Riba de Escalote hacia Rello. Se encuentra esta población en un paraje austero y duro, propio de los derroteros que se estiran desde aquí hacia la provincia de Guadalajara. Pero la villa guarda todo el encanto de los pueblos-fortaleza. En alto, dominando un paisaje pelado, sin obstáculos, duerme desde hace siglos al calor de la muralla que lo abraza por completo. Su caserío de calles estrechas imposibles de ensanchar, sabe a piedra. En uno de los extremos destaca la mole de su castillo, y también su torre del agua y su ermita. Es obligado, dedicarle tiempo a hacer la ronda, a contornear la muralla cual centinelas, tiempo a hacer la ronda, a contornear la muralla cual centinelas, tiempo para aprenderse de memoria los accidentes orográficos del paisaje y para descubrir todos los secretos de su historia.

A tan sólo 11 kilómetros de El Burgo de Osma y a 14 de Berlanga de Duero se sitúa la fortaleza califal de Gormaz. Es, sin duda alguna, una de las obras maestras de la ingeniería militar musulmana. La mayor fortaleza califal de Europa y el único ejemplo de construcción defensiva musulmana que se conserva en la meseta Norte. Sus lienzos son de 380 metros de longitud construidos con una sólida muralla reforzada, de trecho en trecho, por cubos y torres almenadas. En su interior encierran un espacioso patio de armas con más de 50 metros de anchura y casi 400 de longitud.

El recinto conserva , además, restos de pozos, pasadizo, almenas y, sobre todo, una hermosa puerta de herradura de doble alfiz desde la que se contempla el apacible discurrir del Duero.

El imponente conjunto se asienta sobre un cerro que domina el transcurrir del Duero. El imponente conjunto se asienta sobre un cerro que domina el transcurrir sobre un cerro que domina el transcurrir del Duero, lo que hace fácil entender que se tratase de una plaza ambiciosa por musulmanes y cristianos. Fue granada para éstos por Alfonso VI y entregada después a El Cid Campeador.

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